Capítulo 8 | Rebeldes

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Ocho años Bajo la Montaña

—Será mejor que te apures con esto, Isaac—dijo el Alto Lord de la Corte Invierno entrando a la habitación—. No tengo mucho tiempo.

Detrás de él entraron tres machos más, dos de sus hijos y el emisario de la corte. Kira los observó desde su lado de la mesa, estudiando sus posturas y sus gestos. Los cuatro parecían relajados a simple vista, pero había una sutil tensión en cada movimiento, en la forma en que miraban todo de reojo.

—Por supuesto, Ray—dijo Isaac con tono apaciguador, señaló la serie de sillas vacías con la mano abierta—. Por favor, tomen asiento, tenemos asuntos urgentes que discutir.

— ¿Y es seguro discutirlos frente a la mascota de Amarantha? —preguntó con sequedad el hijo menor de Ray, Silas. 

El aire de la habitación cambió, la tensión palpable. Hassan y Layla se enderezaron de golpe, rígidos como cables. Kira le sostuvo la mirada al macho sin inmutarse, hacía tiempo que se había acostumbrado a los insultos y la desconfianza. Todavía picaban una parte sensible en el fondo de su ser pero había aprendido a manejarlo, a no dejarle ver a los demás cuánto le afectaban realmente.

—Todos somos las mascotas de Amarantha, aunque quieras fingir que no—respondió tranquila, señaló la silla que quedaba vacía para que se sentara—. Por eso estamos reunidos aquí, para discutir qué haremos al respecto. Ha pasado mucho tiempo, es hora de actuar.

Él parecía dispuesto a decir algo más pero el emisario de la corte lo interrumpió. No había juicio en los ojos de Hans mientras le sostenía la mirada a Kira. Siempre había sido un buen amigo para ella y le alegraba saber que su relación seguía en terreno amistoso.

— ¿Por qué ahora? —preguntó perspicaz— ¿Qué ha cambiado?

—Absolutamente nada—respondió Layla con voz firme e imponente, la voz de un líder—. Han pasado ocho años desde que Amarantha nos encadenó a este agujero y nada ha cambiado. Es hora de que actuemos, de decir basta.

— ¿Qué proponen? —dijo el Alto Lord reclinándose en su silla, su piel blanquecina brillaba con la luz.

—Está protegida contra ataques físicos—explicó Kira—, pero no es indestructible. Solo difícil de matar.

—Y peligrosa—acotó el hijo mayor del Alto Lord, Ronald. 

Kira sonrió amargamente. —Y peligrosa, sí. Pero sigue siendo mortal. Si la matamos, la magia que robó nuestros poderes se terminará. 

—Hay otra opción, pero es aún más complicada de llevar a cabo—intervino Isaac con gesto sombrío—. Robar el libro de hechizos de Hybern y buscar cómo terminar con la maldición.

—Matarla sería más fácil que poner las manos en ese libro—dijo Ray, aunque Kira sabía que muchos matarían y traicionarían por hacer justamente eso.

—Necesitamos un plan y actuar rápido—dijo Hassan, los músculos del cuello tensos—. Puede usar nuestros poderes para controlarnos pero no acceder a ellos, no podrá tirar de todas las correas a la vez.

—Podríamos traer refuerzos de fuera—agregó Layla como si se le estuviera ocurriendo en el momento y no llevaran planeando todo por meses ya.

Rhysand - Bajo la MontañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora