Capítulo 7

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Christopher soltó una sonora carcajada, tal vez Hyunjin no era tan rápido para algunos temas.
-¿En serio Hyunjin?

-Me miró como a una lacra.

-A ver... - Chris se acercó a Hyunjin cargado de paciencia - En estándar, Seungmin sería la chica difícil que pretende ignorarte para llamar tu atención.

- Entonces... ¿debería seguir insistiendo?

-No deberías preguntar eso, haz tu maldito trabajo.
Llevó la mano al hombro del chico y sacudió con fuerza. Solo a veces, Hyunjin llegaba a ser molesto, y cuando la gente no pensaba lo que Chris quería que pensase, la única cosa que lo calmaba era imaginarse violento contra esa persona.

-Esta noche le ofreceré tragos – dijo Hyunjin. Chris concentró el nerviosismo que sentía en su otra mano. Seungmin era joven, sería fácil para Hyunjin dejarlo incapacitado. Christopher asintió y dejó a Hyunjin en el baño.

El bar al que irían en la noche no era conocido por su gran iluminación. Tenía dos plantas y un sótano al estilo industrial . A Chris siempre le había causado intriga el sector de luces tenues y de neón al que solo podían acceder clientes vip. Los socios eran de esa clase, por ende, él lo era también.
Había pensado en llevar un acompañante, pero descartó la idea de inmediato; allí las lenguas eran malas, debía cuidarse hasta de su propia sombra. Seguir los consejos de su contador era lo que mantendría su nombre fuera de cualquier lista negra, y llevar personas de confianza a la boca del lobo no era precisamente coherente.

Chris se acercó al oído de Jeongin para que nadie más escuchara:
– ¿Vengo tarde? - dijo. El joven le regaló una sonrisa mientras apartaba el asiento a su lado para que Chris pudiera ocuparlo. Se irguió hacia el frente y vio asentir a todos los presentes en la sala. Tendría para rato en su primera junta.

.

A las cinco de la tarde el departamento de marketing ya no estaba en el edificio. Christopher había pedido permiso para salir antes a festejar. Los socios estaban invitados, pero los demás departamentos debían cumplir su turno hasta las siete.

Bajó del auto con el pantalón que había pasado a recoger de la tienda. Era de lino finísimo, bastante caro, del mismo marrón chocolate de su cabello. Chris esperaba que a su compañero le gustase, había pensado toda la tarde en él. ¿Debía de invitarlo esa noche? No estaba seguro, no sabía si eso lo pondría en riesgo, quería preguntarle de todas formas. Al fin y al cabo, ese ascenso era logro de ambos.
Sonrió inconsciente ante la idea de salir a tomar algo con Félix. Ese último tiempo había descuidado su relación con él. Pocas veces se veían en el desayuno. Después del trabajo, a menudo, Felix no aparecía hasta el otro día, cuando Chris oía golpes en la puerta con el café en la mano. Los golpes siempre eran lentos y descoordinados, y Chris siempre pasaba de ello. Lo cargaba en brazos y lo llevaba a su habitación, y lo desvestía. Siempre olía a Soju y a cigarros, pero eso no le importaba. El cuerpo del chico bajo las manos de Chris era blanco y terso, sentía que le quemaban las manos las ganas de seguir tocando. Al final, le ponía el pijama y se iba, sin hacer nada que no debiese.

-Félix, estoy en casa- Chris alzó la voz para que pudiera oírlo. Dejó el pantalón en la mesa y se acercó la encimera para dejar su celular. Se detuvo de repente cuando vio un celular que no era el de Félix. Lo tomó y maldijo cuando vio que estaba bloqueado. Se le aceleró el corazón al escuchar ruidos provenientes de la habitación del chico y recorrió el pasillo con el ceño más que fruncido.

-¿Félix?

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