Prólogo

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Hola a Stays. Bienvenidxs a este fic que aún no tiene un shipp fijo. Esta intro no iba a usarla como pero fue la que me dio pie para el fic, así que se las dejo. No aporta info relevante, así que es opcional. ¡Disfruten!

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Había sido un error salir a caminar ese domingo, pero el clima se prestó para la ocasión. Fuera de todo pronóstico, el día había amanecido gris. La ventisca otoñal incitaba a los citadinos a salir de sus casas y disfrutar del intrusivo día invierno.
A Hwang Hyunjin, cansado de pasar sus semanas encerrado en lugares con aire acondicionado, le pareció buena idea estirar las piernas en un paseo por la ciudad. Necesitaba despejarse, aclarar algunas ideas. Estar ocupado todo el tiempo no lo dejaba dedicarse a ciertos temas que se iban acumulando y que, algún día –esperaba que no-, estallarían.
Llevaba unos shorts y camiseta, el aire fresco le rozaba y helaba las partes de piel descubiertas. Su nariz estaba roja, sus orejas también. Unas jóvenes que pasabaron por su lado, le lanzaron unas cuantas miradas. Venía mordiendo sus labios, chupaba el bálsamo que los protegía de las bajas temperaturas de ese día advenedizo.
Para cualquier conocido era fácil distinguir su figura larga de flojo caminar, los hombros encorvados, la mirada perdida, el pelo desteñido hasta los hombros. Se sentó en un banco del parque y encendió un cigarrillo. El aire mañanero no había logrado su cometido; necesitaba algo más, algo que lo sacara de aquella etapa en la que estaba estancado. Miró a un grupo de atletas pasar a trote rápido por el camino de piedra. Vestían ligero, diferentes numeros a diferentes camisetas, y logos de marcas que habían pagado poe estar ahí. A lo lejos, un matrimonio caminaba agarrados de la mano mientras miraban a sus hijos correr. Los columpios estaban húmedos de rocío.
Hyunjin dio una calada al cigarro y dejó que los músculos de su espalda se relajaran. Se acomodó en el asiento de cemento curvado y cerró los ojos. Exhaló. En su pecho sintió aquel picor caliente y embarazoso. No era el humo, no. Era el malpesar que afloraba cuando estaba solo, encerrado en su habitación.
No le gustaba la soledad, pero, a veces, se veía tan acostumbrado a ella.
Dio una última calada y arrojó la colilla al cesto de colillas. Salió resoplando del área de fumadores y pensó en la debilidad mental que cargaba por momentos. 


SunshineWhere stories live. Discover now