Un mal bello.
Leonard.
Definitivamente tiene una personalidad tan delicada como una bomba. Su honda expansiva puede acabar con todo lo que la rodea, y tiene el poder de la palabra, gracias a su inteligencia.
Yo lo sé.
Verla en el ring, siendo masacrada a golpes, me hizo apretar las pelotas. Pero no fue una pelea limpia, por eso sentí un poquito de piedad al verla en esas condiciones, herida y con el peso de la mafia encima, porque ganarle es una clara declaración de guerra y poder.
Pero solo yo puedo lastimarla.
Quería poner a la otra a comer tierra por jugar sucio. ¿Quién sino le hizo la herida? Pero me contuve porque se lo merece.
Eso y más, si es la persona que busco.
Debería estar feliz porque por fin está recibiendo una parte de lo que le toca. Realmente meterle una bala entre las cejas a esa perra con pedigrí sería la solución más fácil, aunque me convierta en un enemigo confirmado de muchos. Tengo demasiado odio acumulado por tantos años, como para venir y desplomarlo con una bala.
En su momento, Crowell y yo tuvimos un trato. Un poco forzado debido a que le costó un balazo, pero era un trato. Él la traería ante mí, y yo comprobaría si es la chica que busco.
Es una en un millón. Una mujer con una belleza exótica y un demonio interno. Una mirada deslumbrante, y una herencia con varios ceros. Un mal bello, al igual que Pandora.
Puede que en mis brazos lleve más de 100 libras de destrucción. Su mano rodea mi cuello en algún momento y su cabeza queda sobre mi pecho.
Creo que por primera ves en la vida me gustaría no sentir y olvidar. Ver sus ojos cansados, llenos de enojo. Una mirada tierna y dulce, pero altamente tóxica es como estar al borde del abismo. Necesito sacar todo el sentimiento que tengo acumulado como puñal día a día. Pero, no puedo.
Demasiado dulce, como para producir diabetes tipo 5. No sé si existe, pero ya tienes una idea.
Mi habitación no queda demasiado lejos, pero aún así hay que usar ascensor y hasta que tengo la cama frente a mis pies, no la dejo caer delicadamente.
Sin decir una palabra, ella observa con cautela su alrededor, buscando algo. Posiblemente dónde está el truco de todo esto.
No lo hay, por ahora.
Respeto a todas las mujeres, las amo, me parecen la cosa más delicada y hermosa que ha existido sobre la faz de la tierra. Pueden llegar a ser peligrosas. Pero en mi mundo, todas necesitan verse respaldadas por una buena billetera, bajo cualquier orden por un par de zapatos y no son siquiera capaces de pensar en algo más que no sea ellas y su descendencia adinerada.
No es machismo - un poco sí- , es la tradición que ha llevado la mafia desde su nacimiento y que a nadie le ha interesado cambiar. Son lo más clásico del mundo, los matrimonios por conveniencia. Ellas necesitan sentirse protegidas por un buen partido; y los hombres ganan respeto por tener una mujer hermosa a su lado, y una familia que lo respalde como herederos. Una aburrida transición de poder que cada día me importa menos.
En mis años de vida, solo he conocido una, auténtica y poderosa, dentro de los muros de la mafia que tenía lo necesario para imponerse y que fue capaz de asumir consecuencias. Pero hoy, no está en este mundo, y no hay ninguna como ella.
– Entonces, esta es la guarida temporal del lobo – dice y por fin logra distraerme. De forma involuntaria mis ojos viajan por sus delicadas piernas casi expuestas y su pequeña cintura de reloj de arena, haciendo que mis más oscuros deseos de poseerla comiencen a despertar– mis ojos están aquí arriba, guapo.– dice al darse cuenta de que la estoy desvistiendo con la mirada.
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Juego de Máscaras
RomanceRobar.Timar. Disfrazar. Embaucar. Exterminar. Son sus palabras favoritas, aunque lo niegue. De una chica aniñada, bajita y coqueta, nadie espera lo peor. Para ella todo se convierten en un simple juego, donde perder no es una opción. Lo que busca lo...
