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Corro y corro. No me puedo detener, no quiero hacerlo. Sigo como un jodido relámpago, al menos eso sienten mis pequeños pies de 6 años acalambrados, empapados en un aguacero que se esparce en lo que se adentra la noche. Un gran cartón de leche en mis manos y un par de hombres me siguen a trote ligero a pocos pasos por un oscuro callejón. No quiero voltear, pero siento que están ahí.
Un hombre cuyo rostro queda sellado por la oscuridad que brindan los alrededores, llama mi atención en medio de mi camino. Me detengo contra mi voluntad, por el impulso casi caigo a sus pies
– Hola, niña.– me dice el hombre poniendo su mano en mi cabeza. Yo solo sigo frizada en el lugar. Dos balazos me sacan del trance y hacen que gire mi pequeño cuerpo. Manchas carmesí se expanden por todos lados y mi caja de leche derramada, forman un color rosáceo. No siento miedo. No siento dolor por los cuerpos que llacen tendidos en el suelo como ratas. Me intriga, yo quiero hacerlo.
Miro a mi lado y el hombre se va, solo camina y yo lo persigo. No lo alcanzo, cada vez está más lejos.
– ESPERA!! – sale de mi boca en expresión agonizante. Hasta que por fin despierto
Miro a mi alrededor sudada y nerviosa. Sé dónde estoy, sigo aquí, en la Pirámide de Egipto y tengo a su faraón al lado, me encuentro sentada en el piso a su lado con la espalda recostada al sofá, con una laptop en las piernas, el torso desnudo y vendado. Su abdomen se ve bien
Marcado y musculoso, genial...mmmmm
Eso también, pero me refería a la herida, que no está sangrando
Aah, vale. No, no sangra. Que buena persona soy.
– Hola Eli
– Deja de llamarme así.
– Lo uso cuando estamos solos, me siento más cómodo.
Arrugó las cejas y le respondo – ¿Y desde cuándo a mí me importa como te sientas?
– Desde hace más de 10 años – tiene razón, pero admitirlo solo hará que me moleste más – Hasta que...
– ¿Duele? –Interumpo abiertamente, y me refiero a su vendaje que ha sido cambiado recientemente. Al final, termino preguntado, es inevitable e inocultable mi preocupación.
– Claro que no.– dice enfocado en sus asuntos, sin mirarme.
¿En qué pensaba? Claro que no, es Bill Crowell. Cuidado Superman, aquí llego este hombre a quitarte la chamba, es insensible.
– Pues que pena, pensé que ya era tu hora– veo una sonrisa pícara en sus labios – En fin, ¿me puedes decir que haces ahí?– y miro a todos lados.
Neus!. Que mala amiga eres Lena! La abandonaste, aún cuando vino a la boca del lobo contigo por un idiota.
– Neus, ¿dónde está Neus? – le pregunto con ímpetu.
– Está bien – me mira a los ojos cuando ve que no replico y cambia la vista a su equipo, espero más que un simple Está bien.– Frey la llevó a casa. Al parecer tuvo un percance nada más que llegaron, porque salió corriendo. Frey me informó cuando entraste y le pedí que la llevara a casa. Tú y yo teníamos un trato que cerrar– respira esperando mi respuesta – ¿ Feliz ?– dice mirándome al fin unos segundos fugaces, pero sin interés real.
Ignoro su pregunta, pero no, no estoy feliz. Igual me siento una mala persona. ¿Cómo soy capaz de no escribirle a mi amiga, que me acompañó a un sitio sin salida? – ¿Qué le sucedió? ¿ Sabes algo?– le pregunto casi gritando.
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Juego de Máscaras
RomanceRobar.Timar. Disfrazar. Embaucar. Exterminar. Son sus palabras favoritas, aunque lo niegue. De una chica aniñada, bajita y coqueta, nadie espera lo peor. Para ella todo se convierten en un simple juego, donde perder no es una opción. Lo que busca lo...
