^___T R E C E___^

70 43 20
                                        

una orden, no un favor.

Lena

El tiempo se me viene encima, estoy más que retrasada con mis planes, pero yo sigo aquí,  echándome fresco en una enfermería de lujo luego de ser cargada por unos brazos musculosos.

Lo que tenía sangrando era el brazo no la pierna, pero si me iban a traer gratis y como una damisela en peligro, hay que actuar como tal. Además, me la debía. 

Cuando acabó el partido y la rubia quedó de cara contra el pavimento, todo el mundo se me vino encima cuando no pudieron creer lo que veían, perdieron  mucho dinero -pero yo gané– Quién diría que en una noche común verían a una poca cosa ganándole a una princesa.

Te aplasté cucaracha real.

Mi parte afectada está vendada. Esta visualmente como una quemadura. Al parecer el cuchillo con el que me hicieron el rasguño estaba untado en un potente ácido. Así que, la cicatriz nunca cerrará con normalidad, parecerá que me pegaron una plancha caliente y sin compasión. La adrenalina me mantuvo el dolor controlado, pero con la limpieza de la herida y las vendas con otros medicamentos antibióticos para que no se infecte, parece que están abriendo por mi cuerpo un paso al infierno.

Arde y duele muchísimo, pero no es necesario quejarme, he pasado peores momentos y sigo aquí.

La cargaré por el resto de mi vida, o al menos mientras no sea millonaria y con tiempo de sobra  para hacer una reconstrucción con un injerto de piel.

Una mirada me observa devorar todo lo que me trajo del buffet.

– ¿Podrás comer despacio? Te vas a atragantar – dice y aparece una sonrisa lobuna– Solo pienso quitarte el postre, asi que que déjame ayudarte, con una mano no puedes.–  miro sus ojos negros divertidos.

– Idiota, si te atreves a tocar mi mufflin, te corto los dedos  – entrecirro los ojos mientras sigo tragando como si no comiera hace  meses – tengo una herida en el hombro, no en la muñeca, mientras pueda sujetar los cubiertos no hay peligro de morir por inanición.

– Eres una glotona, no tengo idea donde metes tanta comida en ese pequeño cuerpo– me mira comer, lo disfruta junto conmigo, solo estamos él y yo – Oye Eli, algo me esta dando vueltas en la cabeza.

– ¿Una mosca? ¿o tu neurona se está aburriendo sola ahí dentro?– digo con la boca llena, con el no tengo que fingir ser una señorita de sociedad.

– Hablo en serio– me mira con sus facciones ajustadas– ¿por qué extendiste tanto la pelea y – cambia su vista a mi hombro – que tanto hablabas con esa princesita de la mafia?

Detengo mi labor, aunque aún me queda comida. De verdad que los hombres no entienden nada. Giro los ojos y respondo.
– poruqe era divertido que me molieran a palos seguro, hace mucho que nadie lo hacía– me mira sin creerme y sin reír mi elaborado chiste, esperando la respuesta real y solo resoplo y respondo –  Porque era necesario – lo miro al fin a los ojos – detrás de bambalinas había alguien más. Ella no parece tan inteligente como para mandar a hacer esto. Dice ser una princesa pero no sabe en qué cama dejó la corona– le digo mirando a mi hombro– puede que sea como yo, una rata vil y traicionera que puede hacer lo que sea por ganar; pero tenía miedo en sus ojos, mirando a algo fuera del ring, a lo lejos, o a alguien que no podía ver.– suspiro–  Había mucha gente y la rubia oxigenada me estaba cociendo a golpe. Si la destruía, no podría ubicar de dónde venía  - que fastidio-  aunque no le vi el rostro, era un hombre mayor por las canas que dejaba ver con la poca luz, y tenía un antifaz.– digo retomando mi comida maquinando todo lo que vi–  Por cierto Bill, no sabía que te habías pasado al bando de la policía, detective.

 Juego de MáscarasTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon