-Prepárate. A partir de ahora sólo empeorará-, advirtió con tristeza. Harry apretó la mandíbula si ella quería jugar, él podía jugar.

Tenía a la mitad de los alumnos de Hogwarts de su lado, después de todo.

Comenzó otro lunes infernal, afortunadamente sin la interferencia de Umbridge en Historia de la Magia

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Comenzó otro lunes infernal, afortunadamente sin la interferencia de Umbridge en Historia de la Magia. En esa clase, Harry se sentó en la parte de atrás con Susan, sobre todo observando cómo se enfadaba más y más en silencio por toda la situación. Cuando le escribió una nota preguntándole si tenía un plan, ella se limitó a fruncir el ceño.

Era demasiado tentador utilizar Pociones como una oportunidad para desahogar su ira, pero Harry no quería llevar a Snape demasiado lejos; si alguien se daba cuenta de que estaba siendo un poco más indulgente con Harry de lo habitual, habría preguntas. Así las cosas, había una "D" roja en su redacción sobre la Piedra Lunar, aunque Harry sabía que era de una calidad al menos A, si no E.

Refunfuñó por ello, e hizo unos cuantos comentarios que le valieron un descuento de puntos por parte del severo profesor, pero a Harry no le preocupaba. Le iba bien en sus otras clases, podría recuperar esos puntos fácilmente.

Tenía la esperanza de que Adivinación le diera un poco de tregua a su mal humor, ya que Parvati y Lavender le habían prometido ayudarle con su diario de sueños; esa esperanza se desinfló rápidamente, cuando la trampilla se abrió justo cuando Trelawney estaba repartiendo ejemplares de El oráculo de los sueños, y una figura achaparrada y familiar apareció por ella. -Buenas tardes, profesora Trelawney-, saludó Umbridge alegremente.

Junto a Harry, Lavender apretó tanto su pluma que el tallo se rompió, goteando tinta sobre el mantel. Parvati temblaba de rabia.

Harry desapareció sin palabras el desorden, antes de que ninguno de los profesores pudiera darse cuenta. -Tranquilas-, advirtió a las chicas en voz baja, viendo cómo Umbridge se colocaba al frente de la clase, con el portapapeles en la mano.

La profesora Trelawney no era una de las profesoras favoritas de Harry -(de hecho, teniendo en cuenta que fue la Vidente que hizo la profecía que resultó en la muerte de sus padres, Harry estaría perfectamente feliz de no volver a verla en su vida)-, pero incluso él sentía simpatía por ella, al ser inspeccionada por Umbridge. Estaba claro que la mujer pensaba que la Adivinación era un montón de basura; y, de hecho, que Trelawney era un fraude.

Si las miradas pudieran matar, Umbridge estaría doblemente muerta por las miradas que Parvati y Lavender le dirigían. Las dos habían renunciado casi por completo a la interpretación de sus sueños, escuchando descaradamente cómo Umbridge acosaba a Trelawney para que le diera una predicción. -Así no funciona la Vista, bruja-, susurró Lavender con veneno.

Con las manos temblorosas y los ojos aún más abiertos de lo habitual tras sus gafas, Trelawney tartamudeó su habitual predicción grave peligro. Lo cual, honestamente, viendo que Umbridge era profesora de DADA en Hogwarts, probablemente no estaba muy lejos de la realidad. Sobre todo si seguía por el camino que llevaba, Lavender Brown mataría a la mujer en persona.

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