Capítulo XXVI - Arréglame.

Comenzar desde el principio
                                    

A pesar de todo, nos comimos todas las hamburguesas y dejamos dos por si Alexis aparecía mientras yo no estaba. Ella solía hacer eso, venir y pasar el rato aquí cuando no había nadie más. Sinceramente, no me molestaba.

Jesse se fue alrededor de las cinco de la tarde, después de mirar dos películas junto con helado.

Me sentía vacía, pero no se debía a la ausencia de Jesse, sino a la de Gabe. Tenía presente que mientras estaba con él, Gabe desaparecía momentáneamente de mi vida, pero también lo hacía Jesse cuando estaba con Gabe. Me encontraba en una encrucijada que no sabía cómo resolver y eso me dejaba en un punto muerto.
No estaba enamorada de Jesse, eso lo podía afirmar, pero no podía ignorar el hecho de que me sentía cómoda con él, y si lo intentaba, incluso podría gustarme. Pero ahí estaba el punto clave; no quería intentarlo. Sabía que Gabe era un imbécil y que me dañaría y rompería de mil maneras diferentes, pero eso no significaba que mi amor por él disminuía.

No podía soportar estar así con él por más tiempo. Ambos sabíamos que anoche no era el momento indicado para hablar, pero el simple hecho de que lo haya intentado, me hacía querer bajar mi orgullo por un momento. Tomé mi celular y le envié un mensaje.

Siento mucho lo de anoche. Deberíamos hablar.- enviado 5.32 p.m.

Suspiré y me quedé mirando el mensaje fijamente, esperando su respuesta.

También lo siento, muñeca. Pero no sólo lo de anoche.- recibido 5.34 p.m.

Podrías venir? Estoy en mi casa. Si quieres, luego vamos juntos al bar.- enviado 5.35 p.m

No estás con tu precioso Jesse?- recibido 5.40 p.m.

Su respuesta fue como una patada en el estómago y mi cabeza comenzó a dar vueltas ante su intento de molestarme.

No puedes esperar para pelear, eh??? Haz como quieras.- enviado 5.45 p.m

Lo siento. Fue mi error. Estoy en camino.- recibido 5.46 p.m.

***

-Julia.

Gruñí y me di media vuelta. Tenía mucho sueño y no quería ir a trabajar.

-Julianne, despierta- volvió a decir una voz masculina. Abrí mis ojos media vuelta y ahí estaba Gabe, totalmente destruido. Su barba seguía ahí y sus ojeras se habían acentuado aún más. Un profundo corte atravesaba su mejilla derecha, desde su ceja hasta su mandíbula.

-¿Gabe? ¿Qué te sucedió?

Me incorporé rápidamente y noté que la herida era reciente. Parecía no haber sido desinfectada ni lavada, así que me dirigí hacia el baño y busqué algo que pudiera servirme para acelerar la cicatrización. No tenía un botiquín, así que tenía que bastarme con alcohol, algodón y banditas.

Me había quedado dormida esperando que Gabe llegara y estaba segura que por esa razón no había explotado todavía. Era cuestión de tiempo que comience a preguntar y a exigirle explicaciones.

Me volví a sentar en el borde de la cama y palmeé a mi lado para que Gabe se acercara. Él no había dejado de mirarme fijamente, y eso me estaba poniendo nerviosa. Estaba segura de que él también se estaba preguntando por qué estaba calmada, pero necesitaba estar tranquila para poder mantener una charla adulta, si no era así, seguiríamos peleando hasta tener setenta años.

Gabe se acercó y se sentó a mi lado, con sus manos retorciéndose en su regazo. Era un tic que tenía cuando estaba nervioso.
Mojé el algodón en el alcohol y me acerqué un poco a él para poder ver mejor la herida.

Despertar (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora