CAPITULO X

111 11 0
                                    


La Señora Inessa volvió de su viaje. Le expliqué que necesitaba hablar de algo muy importante con ella y que se trataba de Lena y de mí. Nos sentamos en la sala a tomar té.

- Señora Inessa, espero no vaya a malinterpretar mis palabras - dije - yo la considero como una madre. Para usted no es un secreto que Lena y yo nos queremos mucho...

- eso lo sé - me interrumpió - se criaron como hermanas.

- pero no lo somos - volví a decirle – y es allí donde quiero llegar (le tomé la mano a Lena, quien estaba firme junto a mí y continué) Lena y yo nos enamoramos.

La señora Inessa se indignó, me acusó de haberle metido ideas raras en la cabeza a su hija y de traicionar su confianza.

- como comprenderás - me dijo secamente - ya no quiero que sigas viviendo aquí, así que ve por tus cosas y vete.

Salí corriendo a empacar lo que consideré importante. Lena me propuso irse conmigo pero no lo permití. No estaba en condiciones de brindarle las comodidades a las que estaba acostumbrada. Nos abrazamos tan fuerte como cuando volví a casa. Le dí un beso de despedida y me fui. Ella rompió a llorar. ¿Qué podía hacer?

Prohibido. Cuando se siente lo que no se debe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora