CAPITULO VIII

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La Señora Inessa salió por unos días fuera de la ciudad para atender asuntos de negocios. Rika se había mudado hacía unas semanas atrás al campus con una amiga. Así que sólo quedábamos en la casa Lena y yo. Inevitablemente tuvo que hablarme de nuevo. No obstante, estaba distante conmigo, sólo me hablaba lo estrictamente necesario.

- ¿hasta cuándo piensas comportarte así conmigo? ¿es inmaduro sabes? - le decía una y otra vez, para conseguir en su mirada fría una amarga respuesta. Diablos, ¿hasta cuándo seguirá ignorándome, hasta cuándo seguirá castigándome con su silencio? Era una verdadera tortura.

Hicimos el trato de llevarnos bien mientras la Sra Inessa estaba fuera. Un viernes por la noche estábamos en la sala viendo una película. Hacía frío, nos envolvimos en sábanas sobre el sofá, cada una en un extremo. Cuando terminó la película me di cuenta que se había dormido. Se veía tan dulce, me descubrí a mí misma suspirando al verla. 

La cargué para llevarla a su habitación pero como todas las luces estaban apagadas tropezaba con todo. Tanteé la puerta de su habitación y entré para acostarla. Tropecé con fuerza con la pata de la mesa de noche y me caí sobre ella en la cama. Me abrazó sin dejar de mirarme fijamente a los ojos. No dejaba de mirarme, no decía nada.

- Cariño no quería despertarte – le dije. Mi voz temblaba. "Por qué me pone tan nerviosa" me decía a mí misma en ese instante. Simplemente me sentía como un iceberg en pleno verano. La respuesta probablemente no era la que quería, pero tuve que aceptar que era la única. No podía seguir negándolo.

Mi mirada se clavó en la suya, no pude evitarlo. Tuve tanto miedo en ese momento. Sólo me dijo que aún no era tarde y me besó. Era un beso tierno que luego se tornó desesperado, lleno de pasión y deseo. Me dejé llevar por el conjunto de emociones y mis manos en un gesto nervioso y al mismo tiempo hábil la despojó de su ropa. La acaricié como si fuera una muñeca de porcelana, mi boca recorrió cada milímetro de su piel. Ella suspiraba y respondía a mis estímulos, y fue guiándome hacia su parte mas íntima. Vacilé por un momento, preguntándome si lo que estaba haciendo era lo correcto. Me miró y de repente no pensé en nada mas que en esta hermosa chica amándome y enseñándome a amarla. No le tomó mucho tiempo a ella librarme de mi ropa y recorrerme con sus manos. El deseo le ganaba por ventaja al nerviosismo y me volví de su propiedad. Hicimos el amor lo que quedaba de noche. Al terminar me miró con sus hermosos ojos verdes grisáceos.

- Yulia, te amo - me dijo - Desde que era una niña te amaba y eres la primera persona en mi vida.

Me sentía nerviosísima y algo avergonzada, debo confesar que ella también fue la primera para mí. Todo comenzó con aquel beso hace dos años. Lena me despertó algo por ella. De nada me sirvió negarlo, de nada me sirvió alejarme, de nada me sirvió una relación... Sin darme cuenta siempre sentí un cariño muy especial. Estaba confundida, mis padres no tuvieron tiempo de explicarme sobre la orientación sexual de las personas. En el ejército aprendí que el amor entre dos personas del mismo sexo era prohibido.

Prohibido. Cuando se siente lo que no se debe.Where stories live. Discover now