Capítulo 3

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Daniela Calle

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Daniela Calle

Los Álamos – Norte de México

Dos días después

06:35 a.m.

Por un momento me permito sentir paz.

Por un instante de la vida me permito solo ser yo y darle tranquilidad a mi mente.

Por un segundo aprecio el maravilloso regalo que día a día nos dan y que no sabemos aprovechar. Que no sabemos apreciar y mucho menos admirar.

Por un intervalo en el tiempo, un mísero período, dejo que mis ojos se llenen con la inmensidad del amanecer. Con lo que representa ver salir una vez más el sol. Por un soplo de vida dejo que mis ojos aprecien los maravillosos colores que se mezclan entre los rayos de sol que van agrietando de a poco la oscuridad de la noche.

La brisa fría y serena de la mañana mueve mi ropa, yo me acomodo un poco encima de Rodri mientras con una mano acaricio su lomo y su pelo. Él se deja querer y solo escucho como suelta un largo resoplido para después mirar también hacia el frente.

Solo somos él y yo.

Estamos a unos quince minutos de la granja, en lo que es el límite con la siguiente finca donde viven los Velasco.

Mi chaqueta estilo leñador se levanta de pronto en un movimiento brusco cuando una fuerte brisa se deja sentir, mi primera reacción es darme vuelta y sostener mi sombrero... luego de dos segundos, sonrío.

Sonrío porque noto lo miedosa que soy.

Asumadre, Rodri. Me espanté –le hablo a mi caballito que mueve la cabeza en ambos lados como si estuviese negando —¿Que? ¿te avergüenzo?

Rodrigo hace el intento de ponerse a caminar, pero lo detengo por la rienda.

— Para el trote, Rodri –le digo soltando un suspiro y mirando como ya el sol empieza a hacer por completo su aparición —aún falta el espectáculo principal –miro hacia el horizonte dejando que el sol comience a iluminar mi cara.

El viento sigue golpeando con suavidad mi cuerpo, el sonido de las hojas en los arboles me generan la paz que necesito, los animalitos nocturnos van poco a poco escondiéndose a la espera de una nueva noche.

La simplicidad es esto.

Es poder ser capaz de desprenderse de todo y disfrutar lo que la naturaleza nos regala día a día, minuto a minuto y que no somos capaces de valorar.

Luego de unos minutos donde siento lo caliente del sol en mi cara, cierro mis ojos. Mi mente se llena de inmediato con recuerdos.

****************

¡Mafe no te vayas! –la voz cargada de dolor de mi papá es lo que se escucha en la casa, yo tapo mis oídos con mis manitos mientras me acurruco en una de las paredes de mi cuarto.

Besos A Distancia | Fanfic Caché | TERMINADAWhere stories live. Discover now