IX. 𝐂𝐎𝐍𝐅𝐄𝐒𝐈𝐎́𝐍 𝐄𝐍 𝐄𝐋 𝐌𝐀́𝐒 𝐀𝐋𝐋𝐀́

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Kisugi estaba preparando la merienda cuando entró Izawa a ayudarlo.

─Sé que la apuesta dice que tú tienes que hacer toda la comida por una semana, pero no puedo dejar que mi ovejita trabaje como esclavo─ lo tomó de los cachetes.

─¿A qué se debe esa misericordia?─ preguntó riendo.

─No es misericordia. Es el amor que siento por ti por más que estemos muertos─ le dio un beso en la frente.

─Awww, Izawa, te amo.

─Yo te amo más que a la comida de mi mamá─ rio.

─Si tan sólo hubiéramos terminado la cita de esa vez...

Si esos tipos no hubieran destruido todo el restaurante a balazos...

Misaki y los demás los espiaban desde los pasillos.

─¿A qué se refiere con lo que dijo, Misaki?─ le preguntó el azabache.

─Bueno, ellos eran pareja cuando estaban vivos. Un día fueron a cenar a un restaurante, e Izawa le quería pedir matrimonio (por más que tenían doce años), pero antes de decirle esas palabras, unos delincuentes entraron rompiendo las ventanas y dispararon con sus armas a todas partes, matándolos a ambos en el proceso, y también a Taki y Takasugi, que estaban espiándolos a ver si Izawa le pedía matrimonio o no─ le contó Misaki.

─Qué mal... Ni siquiera se puede salir a comer tranquilo...

─Sí, pero cuando vuelvan a la vida, lo harán─ dijo Genzo con seguridad.

─Lo que tenemos que hacer es recrear la cita, y que Izawa se le declare a Kisugi─ dijo Ishizaki.

─Exactamente.

─Muy bien, Ishizaki.

Ryo se emocionó al escuchar esas palabras. Generalmente las personas le decían que hacía las cosas mal, que nunca iba a servir para nada, y otras cosas que le produjeron pensamientos suicidas al rapado.

─Ishizaki, déjame ver si entiendo, ¿en tu vida pasada te decían que eras un inútil?─ le preguntó Tsubasa, tratando de entender.

─Así es.

─¿Cómo fue que moriste?

─¿Te enojarías si te cuento?

─Para nada.

Me quité la vida yo mismo.

Tsubasa abrió los ojos como platos.

─¿P-por qué?

─Si aguantar las burlas de las personas a mi alrededor, las de mi madre me destruyeron el autoestima. Me decía que si seguía siendo como soy, nunca iba a tener suerte en el amor, en el trabajo, ¡en nada! Y bueno, me sentí muy humillado y lo hice... Me tiré frente a un camión...

Tsubasa se imaginó eso, y sintió un escalofrío inmenso.

Tsubasa se imaginó eso, y sintió un escalofrío inmenso

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𝗟𝗔𝗧𝗜𝗗𝗢𝗦 𝗘𝗧𝗘𝗥𝗡𝗢𝗦 ❱ Capitán Tsubasa ✔Where stories live. Discover now