TRAVIESA OBSESIÓN

CAPÍTULO 23 || TÚ Y YO ||

No hay personas más que en el escritorio una señora de la 3 edad, que en cuanto me observa sonríe.

— ¿Eres Alicia?. — me cuestiona y le regreso la sonrisa afirmando.

— Sí, tengo una cita con David.

Ella revisa en una agenda y en efecto, soy yo. Era necesario ese nombre falso, David me hubiese negado la oportunidad de hablar con él.

Nos despedimos en cuanto me dice el número de piso, entro al ascensor y presiono el botón 7. Hago mis respiraciones para tranquilizarme y las puertas se abren dejando ver un pasillo en silencio.

Las paredes color crema con adornos de los diseños más famoso me reciben mientras camino hacia la única puerta. No entiendo por qué no hay personas..

Doy un par de golpes en la puerta escuchando un «Un momento», los segundos parecen minutos y los nervios aumentan cuando escucho los pasos.

¿Fue buena idea? ¡Diablos!.

La puerta se abre dejándolo ver. Nuestros ojos verdes conectan y sonrió recordando los tiempos de universidad..

— Amelia.

— David.

Se ve más maduro, su pelo castaño sigue igual y sus facciones son más de hombre. Lo dejé de ver en cuanto fue nuestra graduación de universidad.., así que realmente la moda lo mejoró y mucho.

Él se hace aún lado dejándome entrar y observo el espacio donde surge la magia. Las paredes son colores pasteles, en las esquinas tiene plantas artificiales y el escritorio es muy moderno.

— ¿Qué haces aquí? Pensé que no volvería a verte.

— Auch. Pensé que te gustaría verme. — bromeo, pero eso no le causa gracia.

Tomo asiento en las sillas de peluche blancas quedando frente a frente.

— Me alegra saber que estás bien, solo que estoy muy sorprendido por tu visita.

Para tener 26 años luce genial, luce un traje azul pastel de pantalón y camiseta blanca.

— Lo sé, tampoco crei vernos después de terminar nuestro noviazgo.

Salimos durante el último año de universidad, fue algo casual pero éramos novios.

— Ni me lo recuerdes, después de ti no volví a tener a nadie más.

Alzo las cejas asombrada y él suelta una risita.

— ¿A caso me hiciste un hechizo o algo por el estilo?. — reímos — Es chiste, pero ya dime ¿Qué haces aquí?

Suelto un suspiro antes de hablar, trato de buscar la manera de hacerlo más corto, pero no la encuentro.

— Me voy a casar este año y necesito que tú me diseñes un vestido de novia. — mi confesión lo pone serio y se levanta hacia la gran ventana.

— ¿Te vas a casar? — desvío la mirada — Pensé que eras de esas, que no creían en el matrimonio. Tu misma lo..

— Cambié, así como tú.

No miro su reacción y observo las revistas donde él sale en la portada.

— Tengo una agenda muy ocupada, no podré hacerlo. Eres la gran Ricci seguro que otro diseñador amaría por hacértelo.

Me levantó y camino hacia él, aún luce entre sorprendido y triste.

— Pero ninguno es tú, no quiero un típico vestido. Quiero un vestido único y diferente al resto, uno donde grite mi nombre y se vea lo hermosa que soy. — continuo — Te conviene hacerlo, mi boda generará mucha controversia y al revelar el diseñador de mi vestido te dará puntos para tu estatus.