No puedo fallar, no puedo fallar. Ella no tiene que pasar una vida de mierda, es mi hermanita pequeña, tiene 17 años, solo 17 bellas primaveras. De algo tiene que servirle su hermana mayor, siempre estaré para cuidarla.
Suspiro, limpio mi rostro, me retoco el maquillaje y claro, el labial. Miro el reloj, 12:30; por suerte no soy Cenicienta, ya la fachada se me hubiera convertido en humo y Bill volvería a ser un ratón. Sonrío para mis adentros con ese pensamiento, y queriendo tener la puta varita del hada.
¿Y de él, del príncipe? nada, no está. Al parecer, es mejor la compañía que tiene, que socorrer a una niñata. No lo culpo, solo tengo que jugar otras cartas. Por fin me decido, ajusto mis senos, -No me juzguen, todas lo hacemos para vernos deseables en el momento oportuno- abro la puerta del baño y salgo como toda una dama de sociedad altanera y refinada.
– Joder, pero qué mier...– digo cuando alguien toma mi brazo y luego pone su otra palma en mi boca.
Mi lívido y mi cordura, tienen una discusión rara en este momento.
-En serio piensas eso?
‐No, pero sus manos huelen a loción de hombre, jodidamente delicioso, ¿eso no podía decirlo no?
-Pues no. Mejor piensa y corre.
-Ah, cierto. Aunque es una lástima! ¿De verdad hay que correr ahora ?
- Sí, ¡Corre!
Siento que sujeta por la cintura y me intenta mover a un lugar apartado para salir por una puerta. Sé quien es. Ese olor delicioso es inconfundible, pero no me da la gana que pueda hacer conmigo lo que quiera. Intento moverme cuando quita su mano de mi boca para no levantar sospechas, aunque estamos lejos del centro del baile, a nadie le importamos. Intento sacar mi estilete, pero es más rápido y coloca una pistola en mi cintura. Pero qué...¿No estaban prohibidas?
– Camina, tenemos algo pendiente.
– Mmmm...– digo con gesto coqueto girándome a verle los ojos, Lo sabía...eres tú – ¿y si digo que no? ¿Por qué no disparas querido? Yo me ganaré un bonito agujero – lo reto, sonrío y le toco el rostro con un dedo, coqueta – y usted, una muerte lenta y despiadada, por romper las reglas de este lugar, señor Royal.
– No te hagas la lista Nora– mi nombre falso en sus labios suena excitante, pero lo dice apretando más el cañón a mi vientre ahora.
– Así no se trata a una dama, pensé que la educación era su fuerte, pero acabo de encontrar su faceta de cabrón a flor de piel – miro hacia todos lados y suspiro – si me lo pides por favor, iré contigo y guardaras esa mierda para que nadie se entere que el señor Royal, tiene más máscaras que la que usa esta noche.
– No haré eso, Nora – me dice serio, ¿cómo se sentirá mi verdadero nombre en sus labios? – vamos camina, Joyita– sigue apuntándome y moviéndome con su fuerza
– No lo intentes Royal – en un movimiento rápido saco mi pequeña daga y se la coloco en su pantalón, justo apretando la punta contra sus partes nobles– No te interesa un escándalo ni perder partes– hago una pausa y aprieto un poco más – innecesariamente.
Continúo al ver que no responde tan rápido como esperaba.– Eres inteligente Leonard, si disparas y no me matas gritaré; si me matas –continúo diciendo y lo miro a los ojos– será un desperdicio, porque no es lo que quieres, no conseguirás lo que buscas– le sonrío con malicia – Tienes 5 jodidos segundos para decirme que POR FAVOR, te acompañe a otro sitio para conversar como personas civilizadas. Ya me la estoy jugando con eso, así que decide. Te quedan cuatro – hago una pausa, veo cerca a un camarero con copas de vino rosa– Tres – mi estilete sigue en el sitio correcto por si no resulta, al menos le haré daño por cabrón y guardaré sus bolas en conservante para ensaladas – Dos – el cañón de la pistola sigue en su lugar, es ahora sino esto puede terminar mal..
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Juego de Máscaras
RomanceRobar.Timar. Disfrazar. Embaucar. Exterminar. Son sus palabras favoritas, aunque lo niegue. De una chica aniñada, bajita y coqueta, nadie espera lo peor. Para ella todo se convierten en un simple juego, donde perder no es una opción. Lo que busca lo...
^___C I N C O___^
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