Capítulo 7

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Todos subieron a la caravana y Pope condujo hasta el Chateau.
Al llegar allí, Kiara ayudó a John B a bajar  y todos caminaron hasta acostarse en las hamacas.

—Todo esto es surrealista.— comentó la ojiazul, mientras se acomodaba. —¿Se puede saber de dónde coño has sacado una pistola?

—Es de mi padre.— JJ se encontraba tumbado a su lado.

Ésta negó con la cabeza y se llevó una mano a la frente.

—A ti no te funciona bien la cabeza. Que vayas liándote a tiros por ahí, no ayuda a evitarnos problemas.— dijo, esta vez, John B.

—Claro, debería haber dejado que Topper te ahogara y ya está.— respondió, rodando los ojos.

—No iba a ahogarlo.— dijo Kiara, mientras se incorporaba en la hamaca.

—Ya, claro.

—¿Tú piensas las cosas antes de hacerlas?— habló Pope.

—Ey, dejad en paz al chaval. Él al menos hizo algo y no se quedó mirando.— lo defendió Julie, la cual se encontraba ya cansada de todo lo que le estaban diciendo.

JJ desvió la mirada de John B y la posó en ella, mientras le dedicaba una pequeña sonrisa y entrelazaba sus manos en señal de agradecimiento.

—Aunque si te digo, que guardas esa pistola o la tiro al fondo del mar.— Dio un pequeño apretón a sus manos entrelazadas.

—La guardo, la guardo.— bromeó, provocando que lo fulminase con la mirada.

—Os quedáis, ¿no?— preguntó John B, mientras miraba la hora en el reloj.

—La verdad es que no me apetece ir a mi casa en estos momentos, así que, sí.— dijo Julieta.

—Ni modo.— Kiara se encogió de hombros.

☾☾☾☾

—Kiara.— la llamó la ojiazul, que se encontraba limpiando la barra del restaurante.

—Me llamo.

—¿Sabes dónde vive JJ?

—Uy.— La miró pícaramente. —¿Y para qué quieres saber dónde vive JJ?

—¿Sabes o no sabes?— comentó, a la vez que rodaba los ojos y servía varias bebidas.

Le dio varias indicaciones de por dónde tenía que ir para así llegar; por lo que se lo agradeció y siguió trabajando, hasta que terminó su turno.
Se quitó el delantal y salió del restaurante, para luego poner rumbo hasta la casa del rubio. Cuando estuvo delante de la puerta, llamó y el padre del chico abrió.

—¿Está JJ?— preguntó, mientras lo miraba.

—¡JJ, te buscan!— gritó, a la vez que volvía a entrar al interior de la casa.

Pocos minutos después, una cabellera rubia traspasó el umbral de la puerta, llamando así su atención. Se encontraba sentada en las escaleras del porche.

—Vengo a...— comenzó a decir, pero se calló de inmediato al verlo con el labio partido y con diversos cortes en su ceja. —JJ.— posó una mano en su mejilla.

—No es nada.— dijo, mientras posaba su mano encima y cerraba los ojos.

—¿Cómo que no es nada?

—¿Nos podemos ir?— Abrió los ojos.

—Claro.— Esbozó una pequeña sonrisa, aunque no estaba muy convencida. —Tengo una sorpresa para ti.

𝐅𝐄𝐈𝐍𝐃𝐄 | JJ MaybankWhere stories live. Discover now