Enamorada de mi Vecina -Camren Adaptada

Capitulo 15

Narra Lauren:

—No jodas, Lauren. —Dijo Vero sorprendida. 

—Yo tampoco lo puedo creer, Veronica. —Dije.

Estaba recostada en mi cama, mientras le contaba a Vero lo que había pasado unas horas antes en el auto de papá, jamás había sentido algo tan placentero en toda mi vida.

— ¿Qué paso después de eso?

—Nada, se bajó del auto, y se fue para su casa.

—Si serás idiota. 

— ¿Qué? —Pregunte confundida.

—Bueno, ¿la dejaste bajar y listo? Hubieras podido hacerlo más interesante. Con decirte que hasta hubieras perdido tu virginidad ahí. 

—Vero, yo no soy una aprovechada. 

—Yo no soy una aprovechada. —Me arremedó. 

—No te llame para esto. —Dije molesta.

— ¿En que quedaron? ¿La invitaste a salir nuevamente? 

—Sí, esta noche. Pero no me dijo nada, solo me dijo que la llamará. 

— ¿La llamaste?

—No. 

—Eso imaginé. 

Las dos nos quedamos en silenció.

— ¡Tienes que llamarla, mujer! —Exclamó.

— ¿Tú crees?

—Oh dios, dame paciencia. 

—La llamaré. —Dije. 

—Hazlo. —Colgó. 

Me daba mucha vergüenza llamarla, ¿Y si tal vez estaba ocupada? ¿Y si estaba haciendo algo importante? ¿Qué tal que la interrumpía? 

Estaba nerviosa, muy nerviosa. 

Me levanté de la cama, y me asomé por la ventana, pero su cortina estaba cerrada. Maldita sea, ¿por qué tenía que cerrar la cortina siempre? 

Miré el teléfono por unos segundos, lo prendía, y lo apagaba, lo prendía, y lo apagaba. 

Suspiré profundo, y marqué rápidamente su teléfono, el que ya tenía memorizado. 

Esperé unos segundos, y cuando estaba a punto de colgar, escuché su suave y sensual voz.

— ¿Hola? 

—Hola, soy Lauren. —Susurre. 

— ¡Lauren! —Noté un poco de emoción en su voz. —Estaba esperando tu llamada. 

¿Enserio?

—Oh… Lo siento es que estaba hablando con Vero. —Me disculpé.

— ¿Vero? —Preguntó.

—Oh, Vero es una amiga. 

—Um, que bien.

—Y-Yo te había invitado a salir en la noche. ¿Lo recuerdas?

—Si. 

— ¿Adónde quieres ir? —Pregunte. 

—No lo sé, ¿voy a tu casa, y ahí decidimos? 

—Claro. —Sonreí como una tonta. 

—Vale, entonces en unos minutos voy. —Susurro. 

—Te espero.

Luego escuché que corto la llamada. 

Puse el teléfono a un lado, y fui directo al baño, entré y me miré al espejo. Rayos, siempre vestida como una idiota para ella. Mi pantalón negro, con mi camisa de lana del rey, y un suéter gris.

Suspiré profundo, y salí de la habitación. 

Estando en el primer piso, observe a mi mamá sentada mientras veía televisión. 

—Lauren. —Sonrió tiernamente.

—Mamá, voy a salir. —Me acerqué a ella.

— ¿Adonde? —Frunció el ceño. 

—No lo sé, vamos a decidirlo en unos minutos.

— ¿Vamos? —Preguntó.

—Si. Te dije que estaba saliendo con la chica de al lado, ¿No?

—Sí, lo dijiste. —Asintió.

—Bueno… —Alce los hombros. 

— ¿Por qué no la invitas a cenar aquí? Ya tengo lista la comida, y es verdaderamente delicioso lo que he preparado. 

—No lo sé, mamá. ¿Y qué tal que no se sienta a gusto?

En realidad quería estar sola con ella, sentía la necesidad de estarlo. Y con mi mamá a nuestro lado, era verdaderamente incómodo. 

—Claro que no, Lauren. Has estado saliendo por varios días con ella, así que creo que está interesada en ti, tanto como tú lo estás en ella. Así que es hora de que la conozca mejor.

—Mamá yo… —El timbré sonó. 

Mi mamá se levantó de la silla, y camino a la puerta. Yo la seguí. 

Abrimos la puerta, y me encontré con esa chica que me parecía hermosa. Oh dios, sí que lo estaba, ese vestido rosa la hacía ver reluciente. 

—Buenas noches, Señora Clara. —Ella sonrió, y saludo a mi mamá. —Hola, Lauren. —Me dio un beso en la mejilla. 

—Hola, Camila. Pasa. 

Mi madre, y ella caminaron hasta la sala, y allí mi mamá le hizo una seña para que se sentara. 

Tan pronto Camila se sentó yo hice lo mismo, a su lado. Por supuesto.

—Lauren me dijo que iban a salir. —Comento mi mamá.

—Así es. —Dijo ella. 

—Le propuse a Lauren algo, ¿por qué mejor no te quedas a cenar? Podemos conocernos mejor, y además podemos ver una película. 

Por dios, ¿qué te pasa mamá? 

— ¡Me encantaría! —Dijo ella animada. 

Oh no… Esto tenía que ser una broma. 

—Estupendo. —Mi mamá sonrió. —Déjenme ir a terminar la comida.

—Claro que sí. —Sonrió.

—Ya vuelvo. —Mi mamá se levantó, y caminó hacia la cocina. 

—Lo siento, mi mamá es así. —Le susurre. 

Ella me miro, y sonrió.

—No importa, no me molesta la idea. —Acarició los dedos de mis manos. — ¿Te gusto lo de esta tarde? —Preguntó. 

—Oh… mucho. —Dije nerviosa. 

—A mí también. —Se mordió el labio inferior.

Automáticamente sentí una pulsada en mi entrepierna.

— ¿Sabes? —Llevo mi mano hacía su boca, y deslizo sus labios por ella. —Hay muchas más cosas que podemos hacer. —Sus labios se posaron encima de uno de mis dedos, y lo succiono suavemente. 

Sentí algo caliente allí abajo.

—Mamá puede vernos. —Susurre. 

Por dios, ¿qué iba a pensar de mí? Cada que nos veíamos terminaba mojada. Maldición. 

— ¿Estamos haciendo algo malo? —Alzo una ceja. 

—No. —Negué con la cabeza. 

Ella se acercó a mi oído, y susurró: 

—No estamos haciendo nada malo porque tú no quieres. —Mordió el lóbulo de mi oreja. 

—En mi habitación están las películas. —Me atreví a decir. 

Ella río por lo bajó. 

—Entonces vamos. —Se levantó del sillón. 

Me levanté, y caminé con ella hacía las escaleras. 

—¡Mamá, vamos a subir para buscar la película! —Grité.

—¡Bueno, hija! —Gritó ella desde la cocina.

Subimos las escaleras, y fuimos hasta mi habitación. 

—Las películas están por ahí. —Dije.

Caminé hacia un pequeño nochero que había a un lado de mi cama, me incliné, y abrí el cajón. 

La sentí acercarse a mí. 

— ¿Enserio veníamos a buscar películas? —Preguntó, mientras acariciaba mi espalda. 

Desde allí abajo tenía una buena vista de sus piernas bronceadas, y tonificadas. 

Me levanté nuevamente, y sin decir nada más, la tomé por la cintura atrayéndola a mí, y la bese desesperadamente. 

— ¡Lauren! —Gimió entre beso y beso.

Nos separamos para tomar aire.

—No sabes lo que me haces sentir. —Susurre. 

Ella se apartó de mí, camino hacia la puerta y la cerró.

— ¿Para qué me trajiste aquí? —Dijo sensualmente. 

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