Capítulo 12

151 31 33
                                    

Bueno, quizás el día anterior no hubiera conseguido lo que quería, pero ya sabes lo que dicen, "la tercera es la vencida" Y si no lo es pues entonces es la cuarta. Así era la situación actual de Fargan, podría ser la cuarta, pero tenía fé de que este sospechoso sería el correcto, después de todo era el último, tenía que ser él.

Exacto, Guillermo era su siguiente sospechoso, más conocido como Willy, y Fargan tenía una corazonada de que esta vez sí había dado con el sospechoso correcto.

Quizás se equivocaba, pero ¿Qué perdería en intentar?

Eran las cuatro y media de la tarde, la hora habitual del de ojos verdes para ir a merendar un suave café con leche en su cafetería favorita, Fargan estaba orgulloso de él mismo por obtener toda esa información, podía sonar como un acosador, pero en verdad era demasiado fácil saber eso, no era raro cruzarte al albino sentado en una banca dentro de esa cabaña con su bebida en manos y la mirada perdida por las vistas de la ventana, revolviendo con su cuchara la leche de su café como esperando algo más, era adorable verlo con la mente dispersa, y la mayoría que lo veía pensaban igual.

Volviendo con Fargan, este estaba en la cafetería, escondido, o mejor dicho camuflado para pasar desapercibido, tenía un traje largo, un piluso y un diario, lo irónico era que en realidad cautivaba la atención de la mayoría, pero no la de Willy, que era quien quería que no lo viera, aunque bueno, era imposible que lo viera, pues estaba a sus espaldas, lejos, pero lo estaba, en un asiento grande que lo cubría para que el albino no lo viera, pero Fargan podía medio ver de reojo a su sospechoso, eso era lo bueno de aquel sitio; Este chico estaba en su sitio de la cafetería habitual, justo como Fargan recordaba, tenía un café espresso en una de sus manos, revolviendo el azúcar que acababa de añadirle mientras con su otra mano sostenía su teléfono, parecía estar esperando a alguien, cosa que extrañó un poco a Fargan, pero no le dio mucha importancia, después de todo daba lo mismo, o eso pensaba él.

Un rato después, Vegetta entró por la puerta de la cafetería, buscaba algo con la mirada, pero al ver a Willy sentado en la mesa dejo de hacerlo, mirando a este y sonriendo para luego empezar a caminar hacia el albino, el cual también se percató de la presencia del pelinegro y sonrió levemente por ello, agitando un poco su mano para que pudiera ver la mesa. Una vez Vegetta se acercó lo suficiente, se sentó en la silla frente a Willy, dejando su mochila y cosas a un lado; Fargan se enderezó un poco para escuchar la conversación que estos empezaban a tener.

-Vegetta, compañero- Exclamó Willy en forma de saludo, sosteniendo su mejilla en su mano, la cual estaba sostenida por su brazo, que reposaba sobre la mesa.

-Willy, chaval- Contestó Vegetta con una sonrisa, tomando el café que yacía frente a él, ya estaba listo pues Willy lo había pedido junto con el suyo antes de el pelinegro llegara al lugar– Hacia mucho que no teníamos una reunión juntos, ya sabes, solos – Dijo Vegetta, dándole un sorbo a su taza de café. Willy asintió a lo que decía su amigo, dándole un mordisco a una de las pequeñas galletas de chocolate que venían con su café.

–Tienes razón, y por eso te llamé, quería tener una reunión contigo– Explicó el de boina, agregándole un pequeño chorro de leche tibia a su café, revolviendo con la cuchara de metal para que se mezclara

–¿Mm? ¿Y eso por qué, Willy?- Preguntó curioso el pelinegro ante el comentario de su amigo, tomando una de las galletas que su amigo le ofrecía.

–Bueno, hay cosas que necesito confesar, y pensé en ti, después de todo eres mi amigo y puedo confiarte todo, ¿No es así?- Preguntó Willy al final, dándole un sorbo a su café al ya haberlo dejado como quería; Vegetta lo miró, intrigado por lo que su amigo decía.

–Hombre, pues claro que sí, ¿De qué quieres hablar? ?Pasa algo malo? – Preguntó el de orbes moradas, inclinándose un poco hacia adelante por la intriga de la situación, ¿Acaso Willy se había metido en un problema?

La boutique - willgan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora