Lesión

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Como siempre les doy el mismo recordatorio que se trata de un fanfic. Igual recuerdo esta historia la creé cuando era un novato, ahora que la leo de nuevo hay varios fallos de los que soy consciente y aunque intento corregir lo que pueda estaría perdiendo otras partes de lo que era la historia.

Para mis historias actuales ya no uso los puntos de vista (pov) por lo que me es extraño volver a ponerlo y se me dificulta que quede decente.

Para mis historias actuales ya no uso los puntos de vista (pov) por lo que me es extraño volver a ponerlo y se me dificulta que quede decente

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— Poneos en grupos de cinco para el siguiente ejercicio.

Después de que se hubiese anunciado aquello tu actual compañero con el que estabas realizando todo fue a por otras tres personas. No le era agradable tampoco tener que hacer tales cosas, pero era eso o que te quedases sola de nuevo. Estaba seguro no irías a buscar a los demás y no te sentirías cómoda. Si por lo menos se encontraba él era probable no tuvieses tantas dificultades. 

No era que estuviese siendo amable sin ninguna razón. A su modo de ver eras una de las pocas personas que cumplían como se debía las normas de la escuela y no era desagradable por lo que ya que estaba iba a darte aunque sea una facilidad para que continuases de esa forma. También si el resto veía que no te hacía nada tal vez empezarían a imitar tu ejemplo.

Agarró tres personas al azar que temieron por sus vidas. 

— Ya está, somos cinco.

Tus compañeras no se atrevieron a protestar a Hibari ya que no querían ser mordidas hasta la muerte. Tendrían que hacer lo siguiente mandasen con vosotros.

Una vez todos estuvieron en algún grupo se empezó a explicar lo que había que hacer. El ejercicio consistía en llevar entre cuatro al quinto miembro hasta el otro lado cargándolo de distintas maneras.

Empezaba a preguntarse de dónde sacaron a ese profesor y sus tontos ejercicios. Era más fácil ponerles a correr a todos o cargar pesas si era lo que quería, pero en serio lo que mandaba era realmente ridículo. Cómo aguantaban el resto.

Los dos primeros en cargar fueron fáciles a pesar de que Hibari no había ayudado ya que erais todas mujeres y no iba a acercarse de más no fuese tocase de manera errónea, pero luego te tocaba a ti y no querías. Te rehusabas a que te cargasen las otras tres.

— Venga (T/A), no vamos a estar todo el día. Si no es ahora luego igual va a ser tu turno, no puedes librarte.

— Que no quiero, que lo haga otro.

No ibas a admitir en voz alta que te era demasiado vergonzoso y temías pesar más.

— Herbívora...

— ¿Qué?..

Habías girado para verlo cuando te cargó de la nada como saco de patata y caminó sin problemas al otro lado.

Te sonrojaste avergonzada. Te hubieses resistido, pero de pronto acabaría peor y llamando la atención más de lo que ya estaba pasando. Debías esperar unos segundos y rezar porque acabase de una vez eso.

SoledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora