-Sí, es buena. Claro que, con Andi como madre, no iba a ser menos-. Sirius estaba esquivando el tema, y Harry entrecerró los ojos hasta que el hombre suspiró. -Bien. Se lo diré a la gente, si está cerca. Aunque no estoy tan mal como el año pasado-.

Eso era cierto, pero también era tonto si pensaba que Harry no veía cómo los fantasmas de Azkaban podían ahogarlo algunos días. 

-No creo que consiga pasar todo el curso escolar sin avisar a Dumbledore-, confesó Harry en voz baja. -Especialmente en los exámenes. No me voy a sabotear en ellos-. Sus exámenes eran importantes, y si había llegado tan lejos sin que el director se diera cuenta de al menos una parte de la verdad, probablemente no llegaría mucho más lejos.

-Haz lo que puedas. Y recuerda que no estás solo-. Sirius le revolvió el pelo. -Nos tienes a todos aquí dispuestos a ayudarte, y a todos tus amigos del colegio. Bill está trabajando en la situación de la cicatriz. Dumbledore te necesita, cachorro. Sean cuales sean sus planes, no puede hacerte nada, no si quiere ver a Voldemort derrotado-. Su rostro se puso serio por un momento. -Y si vuelve a ponerte esos bloqueadores y compulsiones, nos daremos cuenta y lo arreglaremos. Lo prometo-.

¿Acaso sus temores más profundos eran tan transparentes? Un sudor frío se le acumulaba en la nuca cada vez que pensaba en ser abandonado a la merced de Dumbledore, en ser moldeado y lavado el cerebro con magia y enviado de vuelta al "buen camino" como prisionero en su propio cuerpo mientras sus amigos lo observaban, ajenos a todo. 

Antes de que Harry pudiera decir nada, la señora Weasley subió las escaleras gritando para que todos se reunieran antes de que llegaran tarde. Harry abrazó a Sirius con fuerza. -Te amo-, murmuró. -Te veré en Navidad. Y hablaré contigo por el espejo-.

-Tan a menudo como me necesites-, juró Sirius, sonriendo. -Yo también te amo, cachorro. Dales caña de mi parte, ¿vale?- Le guiñó un ojo, y Harry se echó a reír al salir de su habitación, corriendo escaleras abajo mientras Sirius hacía levitar su baúl por él. Toda la comitiva estaba apiñada en el vestíbulo, esperando: los niños Weasley en edad escolar, el señor y la señora Weasley, Moody y Remus. Tonks esperaba en otro lugar, como descubrió Harry cuando la señora Weasley prácticamente lo obligó a salir por la puerta. Con un último saludo a Sirius, se marchó.

Llevar a todo el mundo de forma segura y discreta al andén -al menos, lo más discreto posible cuando una persona era Harry Potter y el resto tenía el pelo como conos de tráfico- fue toda una odisea, y Harry respiró aliviado cuando por fin estuvo e...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Llevar a todo el mundo de forma segura y discreta al andén -al menos, lo más discreto posible cuando una persona era Harry Potter y el resto tenía el pelo como conos de tráfico- fue toda una odisea, y Harry respiró aliviado cuando por fin estuvo en el tren. 

-Ron y yo debemos ir al vagón de los prefectos-, declaró Hermione, una vez que los gemelos habían desaparecido para buscar a Lee. Harry se encogió de hombros. A él le parecía bien.

-Genial. ¿Ginny?- Hizo un gesto hacia el tren, y ella encabezó el camino sin siquiera mirar atrás a Ron y Hermione, comprobando cada compartimento en busca de caras conocidas. Para alegría de Harry, encontraron a Neville también deambulando por el tren... y luego encontraron a Luna en un compartimento sola.

LILY'S BOY Where stories live. Discover now