Harry ignoró el asiento perpetuamente vacío al lado de Ron, dirigiéndose al otro extremo de la mesa para sentarse entre Ginny y Bill. La señora Weasley chasqueó la lengua al ver el espacio que había entre Harry y los otros dos tercios del "trío de oro"; luego, algo en su mirada se suavizó y sonrió. 

-Me alegro de que este verano les permita a ti y a Ginny pasar mucho tiempo juntos, querido Harry, pero ten cuidado de no descuidar a tus amigos-, dijo, guiñando a Harry un ojo conspirador, mientras él la miraba con total confusión. A su lado, Ginny gimió en voz baja.

-Mamá, te lo he dicho mil veces, no es así-, insistió. La señora Weasley se rió, acariciando la cabeza de su hija mientras dejaba los platos frente a ellos.

-Sólo digo; un primer romance es emocionante, y sé lo que es querer pasar todo el tiempo con ellos, pero las amistades también son importantes-.

Harry, que acababa de tomar un sorbo de agua, se atragantó. -Lo siento, ¿qué?- De reojo, notó que Sirius se mordía el labio para no reírse, mientras Remus suspiraba exasperado. 

-Te lo dije-, dijo Ginny, poniendo los ojos en blanco. -Mamá lee el Witch Weekly, pero no el Quisquilloso-.

Harry parpadeó. -Señora Weasley, Ginny y yo no estamos saliendo-, dijo. Eso sólo hizo que ella sonriera más.

-No hace falta que me ocultes nada, querido, Arthur y yo estamos encantados. Siempre y cuando cuides bien de nuestra pequeña-, añadió con una risita. Ginny se sonrojó tanto como su pelo.

-No, en serio, no lo estamos, yo... ¿has pensado eso todo el verano?-. La incredulidad se coló en su voz. -Seguro que alguien te ha enseñado el artículo del Quisquilloso-.

Los labios de la señora Weasley se fruncieron. -Oh, ese pequeño y tonto trapo siempre ha estado lleno de tonterías. De verdad, ¡me sorprende que el viejo Xeno Lovegood consiga suficiente dinero para mantenerlo impreso!- Le hizo un gesto para que se fuera, y empezó a lavar los platos en el fregadero.

Harry hizo una mueca, así que había visto el artículo. Pero se negaba a creerlo. -Quiero decir que no sé lo suficiente como para comentar el resto de las cosas que aparecen en el Quisquilloso-, admitió -(claro que muchas parecían tonterías, pero Harry no era tan arrogante como para asumir que todo lo que no entendía era inventado)- -pero ese artículo lo escribí yo. Le pedí al padre de Luna que lo publicara. Ginny y yo no estamos saliendo; soy gay-.

El agua chapoteó en el borde del fregadero cuando la señora Weasley dejó caer bruscamente una cacerola. -De verdad, Harry deberías tener más cuidado con lo que permites que los medios de comunicación digan de ti, aunque sea en una revista pequeña como esa. Independientemente de lo que creas que puedes sentir, es bastante precipitado ir y difundir algo así por todas partes; después de todo, sólo tienes catorce años-.

Harry se puso rígido. Al otro lado de la mesa, vio a los dos gemelos hacer una mueca. Un silencio forzado llenó la cocina.

-¿Así que conozco mi propia mente cuando piensas que salgo con tu hija, pero cuando digo que soy gay es precipitado?- Harry empezaba a darse cuenta poco a poco de por qué casi siempre se emparejaba con Ginny para hacer las tareas en Grimmauld. La ira bullía en su vientre.

-Mamá, vamos, otra vez esto no-, empezó Bill, suspirando. 

-Si no estás con Ginny, está perfectamente bien, Harry-, dijo la señora Weasley, ignorando a su hijo mayor. -Aunque los dos harían una pareja maravillosa. Pero no hay necesidad de ir diciendo cosas que no puedes retirar-.

-No es probable que me retracte-, replicó Harry bruscamente. Deseó poder decir algo sobre Draco, algo que hiciera que la señora Weasley se diera cuenta de que no estaba simplemente confundido, o cualquier otra cosa que ella se hubiera convencido de que pasaba por su cabeza. Por otra parte, dudaba que incluso su relación con otro chico la hiciera cambiar de opinión al respecto; no parecía haber servido de nada para George o Charlie, por lo que había oído. 

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