-La puerta se está desbloqueando, Maestro Harry-, aseguró en voz baja, retorciéndose las manos. -Llame a Ceri si necesita algo-. Con una breve reverencia, desapareció y Harry se quedó solo. 

Se quedó de pie, en medio de la habitación, sintiéndose totalmente despojado.

¿Qué acababa de pasar?.

No tuvo tiempo de seguir pensando. El timbre de la puerta sonó en toda la casa, y tragó saliva cuando su garganta se secó de repente. Con cuidado, se arrastró hacia la puerta, abriendo la gatera del fondo y agachándose para pegar la oreja al hueco.

-Hola, oficial. ¿Está todo bien?- Petunia había respondido a la puerta. Tenía el tono que usaba cuando anticipaba un chisme jugoso. A Harry casi le dan arcadas.

-¿Es usted Petunia Dursley?- Era una voz femenina, apenas audible por encima del televisor del salón. -Lo siento, ¿está su marido en casa?-.

-¿De qué se trata todo esto? ¡Vernon! ¡Vernon, es la policía!- sonó la estridente llamada de Petunia. Harry oyó el chirrido y el gruñido de Vernon levantándose del sofá, y el televisor enmudeció de repente. 

-¿Qué?- Pasos pesados; Vernon uniéndose a Petunia en el vestíbulo. -¿Qué quieres a estas horas de la noche?-.

-Mis disculpas, señor Dursley. Me temo que se trata de su hijo-. 

-¿Mi Dudders está en problemas? Es un buen chico, oficial; si ha hecho algo, son esos horribles amigos suyos, que llevan a mi pobre chico por el mal camino-, insistió Petunia inmediatamente. La oficial debió tener una mirada que delataba algo, porque Petunia dejó escapar un silencioso gemido. 

-Siento mucho tener que decirles esto, señor y señora Dursley: su hijo fue encontrado en el paso subterráneo del Paseo de las Glicinas, parece haber tenido algún tipo de hemorragia cerebral. No... no responde-.

Petunia jadeó horrorizada. Harry estaba completamente inmóvil, con los dedos apretados alrededor del borde de la gatera. Si se trataba de la policía muggle, ¿lo sabía el Ministerio? Snape parecía estar seguro de que sí. ¿Estarían ocupados en la búsqueda de los dementores? ¿O ese policía era un auror disfrazado?.

A través de los sollozos de su tía, Harry escuchó retazos del resto de la conversación; Vernon insistiendo en que se dirigieran directamente al hospital, exigiendo hablar con un superior, preguntando quién había encontrado a Dudley. Justo cuando Harry estaba a punto de incorporarse por si alguno de ellos subía a por algo, vio un destello de plumas junto a la ventana. Con los ojos muy abiertos, corrió por la habitación, abriendo la ventana silenciosamente justo a tiempo para que una lechuza marrón de tamaño medio se abalanzara y dejara caer una carta sobre la cama. 

Era sólo un trozo de pergamino, una breve misiva con letra desordenada y apresurada.

Harry,

No vayas a ninguna parte. Estamos intentando averiguar qué ha pasado. Hagas lo que hagas, no salgas de casa.

Arthur.

No pudo evitar el bufido burlón que salió de sus labios. ¿No salir de la casa? ¿Acaso el señor Weasley no sabía que, para la Orden, Harry no había salido de casa en todo el verano?.

Si hubiera salido de la casa, tal vez el dementor lo habría encontrado a él en lugar de a Dudley. El estómago se le revolvió de nuevo. 

La lechuza se marchó tan pronto como entregó su carta, sin esperar una respuesta. Harry se hundió en la cama con las rodillas temblorosas, enroscando los dedos alrededor del edredón raído. 

LILY'S BOY Where stories live. Discover now