Entre las olas de tu recuerdo

Los últimos gritos de tu recuerdo

Es extraño.
Creí que viviría odiándome.
Nunca estuvo en mis planes dejar de hacerlo.

Últimamente,
mi odio se consume en un parpadeo,
tanto en prosa como en verso.
Sutilmente se apacigua,
en lo efímero de un beso,
una caricia,
no estoy acostumbrado a esto.

Como si las noches...
No, como si mis demonios ahogaran hasta el más terco pensamiento suicida en el océano que simbolizan mis emociones.
Escribo menos,
tomo menos,
incluso he comenzado a dormir más.

Días en los que el insomnio comienza a convertirse en recuerdo,
y tus recuerdos en sueños,
ahora que duermo, sueño.
Cada vez estás más lejos.

No hay guerra, tampoco puedo decir que haya paz,
simplemente es un respiro.
Quizá he comenzado a encariñarme con esto que se le hace llamar vida.

Me despierto temprano,
disfruto de la mañana,
encuentro el café menos repulsivo,
la lentitud de las nubes,
la vista de mi ventana.
Comencé a leer poesía romántica y...
Creo que me gusta.

Algo está cambiando aquí,
no lo ves,
pero estoy señalando mi pecho.
¿Estoy creciendo?
¿Envejeciendo?
Tal vez esto siempre fui yo,
tal vez todo lo que he escrito y sido hasta ahora no era más que una triste y aburrida mentira.

Comienzo a tener esperanza,
¿Habrá una salida fácil?
¿Podré escapar?
¿Algún otro camino que no me lleve a ti?
Seguro no,
eso sí,
la muerte está celosa.
Tras tanto tiempo de perseguirla, ¿Quién lo diría?
Le hablo de otras chicas,
personas que he comenzado a encontrar interesantes,
animales que me encuentro en la calle,
e incluso lugares,
nuevos lugares.

Uhm... No soy quién para decidir,
más bien discernir qué,
o quién...
Soy ahora.
No puedo juzgar.
Así que hazlo tú, ustedes,
aquellos que me leen.
Deseo que me examinen,
que me juzguen,
y si me encuentran culpable...

Condenenme,
ejecutenme.
Incluso podría pedir que me exilien.

Qué miedo ser uno de ellos,
otro de tantos,
poetas románticos,
de esos que presumen de sus escritos,
Pienso que ya hay suficientes por ahí,
como para que puedan darse el lujo de dejar otro más con vida.

Lo dejo en sus manos, mis lectores

-B.