En lo que la señora Riggs abrió la puerta el chico se subió los pantalones y se dio cuenta que efectivamente (TN) no estaba en el cuarto.
-¿Lo ves?
-Iré a ver al otro baño- Salió del cuarto.
-Tú ni me hables.
-No lo haré- Miró con desprecio a su hermano.
-¿Cómo pudiste?
-¿Cómo pudiste tú quitarme a Sam?
-A diferencia tuya no fue con querer y aparte eres una... perra- Susurró lo último.
-¿Una perra?
-Sí.
-¿Qué hay de tu novia? Vaya que disfrutó conmigo.
-No hables así de ella- Le advirtió.
-¿O qué, me acusarás con mis padres?- El chico guardo silencio.
-Bebé?..- (TN) asomó la cabeza por la puerta del baño.
-¿Quieres que vaya a buscar tu ropa?
En cuanto Chandler se volteó a ver a su novia sus pantalones se deslizaron hasta el suelo, él no lo notó pero la que lo hizo fue Babi, quien llevó su vista al gran bulto que su hermano cargaba dentro de sus bóxers, por un momento se olvidó de que el chico poseía su misma sangre y en verdad deseo poder tener aquello entre sus suaves y delicadas manos.
-Chandler- Su novia bajó la vista.
-Rayos- Se subió como pudo los pantalones- Iré a buscar tus cosas antes que mi mamá venga y te encuentre.
-Estamos solas- Dijo la la chica de cabello castaño.
-Y yo qué te creía mi amiga, jamás pensé que caerías tan bajo.
-No puedo creer que no hayas sospechado nada, y yo que creía que tenías aunque sea algo de cerebro.
-Qué te den Babi, no estoy de ánimos para pelear contigo.
-¡Aquí estoy!- Llegó Chandler con la ropa de (TN)- ¿Te importaría irte?
-Como sea- Babi se fue.
-Ten- Le entregó la ropa.
-Gracias a dios que tu madre no nos vio- Se puso la falda.
-Sí- Se mordió sutilmente al labio.
-No me mires así.
-¿Así cómo?
-Como si fuese un trozo carne.
-Lo siento pero soy carnívoro y tú te ves muy jugosa- La miró de arriba a abajo.
-¿Escuchaste lo que dijiste?- Se puso la camisa.
-No quise ofenderte.
-No me ofendiste pero... no importa- Acarició su rostro- Pervertido o no te seguiré amando.
-Monja o no yo también te seguiré amando- Tomó con firmeza sus caderas.
-Eso si me ofendió- (TN) se separó y camino al armario.
-No te enojes.
-Ponte esta- Le lanzó una camisa celeste.
-Solo si no te enojas.
-Bebé, no puedo enojarme contigo- Apretó sus mejillas.
-¿Por qué te gusta decirme bebé?
-Porque pareces uno- Lo jaló de la mano hasta la salida.
