Capitulo 3

226 21 0
                                    

-¿Elizabeth? —La toma con cuidado.

-¿mm?

-Te dormiste

-Cerré los ojos por un segundo.

-¿comiste?

-amm..más tarde

Suspira cansado.

-¿que hora es?

-Creí que habías quedado con..

-¡ya voy tarde! —Se levanta de un salto— nos vemos luego, ¿si? —Deja un rápido beso en su mejilla para alejarse..

Sonrie divertido.

-No tienes remedio mujer..

No lo había olvidado, como podría olvidarme de algo así, es mi parte favorita.

(...)

-Perdón la tardanza señor

-Apenas salíamos descuida

-No volverá a ocurrir

-chéri te digo apenas salíamos.

-De acuerdo, ¿vamos entonces?

-Damas primero.

-Gracias —Se adentra al auto.

-¡Ah! Elizabeth querida.

-Señora ashley —se acerca a saludar— ¿cómo está?

-Ya podemos irnos —Dice el señor orson al chófer

-Si señor.

-Todo muy bien, ¿qué tal tú?, ¿mucho trabajo? —Mira a su esposo— ¿la haces trabajar de más amour?

-Oh mon soleil créeme se lo he dicho pero es como una mula de terca.

-¿es verdad Elizabeth?

-Mi trabajo no es cansado, al contrario, me encanta lo que hago, creo que pocos podrían decir que aman lo que hacen, no me es un fastidio.

-¿Vez?, no es mi culpa

-No es bueno cansarse mucho querida

-Lose, descuide, también tengo tiempo para mi, dejo tiempo para mi

-Eso quería escuchar —Sonrie— amour..

Veo por la ventana, habían muchos puntos en la ciudad y es verdad cuando decían que no conocía siquiera un cuarto de ella. Habían terrenos en un lugar llamado zembra que era uno de los lugares donde el señor Orson tenía la viña de cultivos.

Tenía además cultivos en otros países como Brasil, la verdad era un buen negocio aunque algo arriesgado por eso había que tener mucho cuidado..

Bajo la mirada a mi atuendo, me había costado mucho salir de mi estilo aunque muchos hayan dicho que no se consideraba uno pero debía cambiar, por suerte pude encontrar mi estilo, era ropa adecuada para la ocasión y lo más importante sin perder mi comodidad.

Llevaba un pantalón verde oscuro con lazo delantero que se amolda a la cintura, debajo una camiseta color blanca algo abierta en el escote por lo que opté por traer un abrigo de hilo, lo suficiente fresco para que me cubriera los hombros..

(...)

Nos ayuda a bajar y enseguida me acerco al cultivo.

El radiante pero pesado sol le daba ese toque para verlo con aún más entusiasmo, kilometros de hileras de frutos bien organizados dejando un espacio entre cada árbol.

Era lo más cerca que podía estar de la naturaleza, también era mi lugar de escape de la realidad, aunque solo lo visitamos dos días al mes.

-Gabriel

Me acerco

-Señor, señora, señorita elizabeth —Asiente

-Como estás muchacho

-Muy bien señor

-¿Todo en orden gabriel?

-Todo en orden, puesto que lo solucionamos a tiempo señorita Elizabeth.

-Bien muchacho, recuerda que te confío esto.

-Lose señor.

-Vamos a ver a los demás

-Si señor —Se adelanta.

A comienzo de año tuvimos un problema con una plaga que por suerte se pudo controlar a tiempo pero aún así habíamos perdido algo de producto, es mejor a perder todo el cultivo..

Debía ver que todo vaya en orden y que cada persona hiciera lo que debía para que no hayan errores pero se que no los hay porque nunca han dado problemas..

A unos metros estaba lo que era una casa donde los trabajadores asistían para descansar o procesar los frutos de manera artesanal y donde también estaba el papeleo importante. No queríamos reemplazarlos con máquinas, podíamos darles trabajo y no perderíamos los oportunidad..

Cenizas del ayerWhere stories live. Discover now