07 - Brutal

225 47 39
                                    

Nunca olvidaré aquella tarde cuando estaba junto a ti, que fue la gota que rebalsó el vaso en mi interior.

Estaba caminando por aquél canal de agua que había bajo de un puente. Había logrado escapar de mi casa por unas cuantas horas porque mi tía tuvo un compromiso importante con una amiga. Lo más probable es que solo vaya ahí para intentar sacarle dinero.

Mi cuerpo aún dolía por aquellos golpes que había recibido en el parque por los "amigos" de Moonbin. No lo he vuelto a ver desde ese día, y ya pasaron un par de semanas.

Quizá sea mejor así. No verlo a él ni a sus amigos nunca más.

Con mis manos metidas en los bolsillos de mi suéter, busqué con mi mirada algo que era lo único que me hacía sonreír. Mi única fuente de felicidad.

Entonces logré ver aquella pequeña cajita pegada a la pared al otro lado. Sonreía, y comencé a cruzar el canal, así me estuviera mojando los pies. En este momento ya no me importaba.

Cuando ya estuve lo suficientemente cerca, un lindo cachorro saltó al borde de la caja, sonriendo y moviendo su colita ante mi presencia.

—Hola, hola pequeño. —dije bajito, acercándome rápidamente lo que me restaba y agachándome a su altura para comenzar a acariciarlo—. Eres un perrito muy lindo.

Este ladró en señal de alegría, mientras intentaba trepar la pared de la caja con sus patas traseras y fallar en el intento. Reí por aquello, así que no dudé en cargarlo entre mis brazos y besar su nariz.

Estaba un poco sucio, pero no me importaba. Estaba solo, igual que yo.

—Mira lo que te traje. —de mi bolsillo saqué una pequeña bolsa transparente cargada con una cantidad de croquetas—. Son tus favoritas.

El perrito comenzó a moverse eufóricamente entre mis brazos, así que delicadamente lo coloqué en el suelo, comenzando a abrir la bolsa. Se veía tan lindo saltando mientras se apoyaba en mi rodilla.

—Sé que estos días no he podido venir a verte tan seguido... pero te prometo que pronto encontraré la manera de traerte conmigo a casa. —sonreí mientras dejaba la bolsa abierta en el suelo, y el perrito comenzaba a comer sin parar de mover su cola de un lado a otro.

Él... a sido mi único refugio desde hace un tiempo. Lo encontré una tarde en donde había sido molestado por mis compañeros de clase nuevamente por ser gay. Me tiraron al canal mojando todas mis prendas para luego abandonarme. Fue ahí cuando luego de una larga caminata lo encontré abandonado dentro de esta pequeña caja de cartón con un par de mantitas.

—¿Dongmin? —me detuve en seco.

El perrito siguió comiendo mientras no dejaba  de acariciar su pequeña cabeza con mi dedo.

Lentamente giré mi cabeza hacia la derecha, viendo que se trataba de Moonbin. No le contesté, simplemente seguí mirando al cachorro.

—Quería... Quería venir a disculparme Dongmin.

—¿Disculparte? —contesté molesto—. Para mi ya no existes.

—O-Oye no digas eso... Si me dejaras explicarte lo que pasó.

—¡Cállate! —exclamé furioso, asustando sin querer al cachorro el cual se detuvo a mirarme—. Quiero que te vayas. —dije segundos después volviendo a acariciar al pequeño.

—No me iré de aquí hasta que podamos hablar.

Sin aguantar más, me levanté de mi sitio y comencé a caminar en su dirección, saliendo de la sombra del puente.

Happier Than Ever || Lee DongminWhere stories live. Discover now