Capítulo XII

827 145 2
                                    

—¿Y Rengoku?

A la pregunta de Ryo, quien había sido uno de los primeros en despertar junto a _____, provocó que esta volteara a verlo.

—Salió a una misión. Su cuervo llegó en la madrugada— informó, al tiempo en que llegaba Akina junto a Nomi recién despierta.

—Buenos días— saludó al llegar la mayor de las dos, mientras que la pequeña refregaba un ojo con una de sus manos.

El saludo fue devuelto.

La chica mayor de los Okumura, terminó de preparar el desayuno para todos. Algunos aún faltaban levantarse, o siquiera despertar. Esa noche realmente habían descansado mucho mejor. Incluso se estaban levantando más tarde de lo normal. Los dos mayores aún seguían durmiendo, despreocupados de que ese día tenían que ir a trabajar. Ella, por su parte, se había despertado junto a Kyojuro cuando escuchó que el cuervo llegaba. De ahí en más, solamente durmió unos minutos, o quizás una hora para finalmente levantarse. 

Mientras que los primeros iban desayunando, el resto iba apareciendo, siendo Yoichi el último en llegar. Cuando dirigió su cansada mirada a donde estaba _____, esta lo vio de tal forma que el joven hombre comprendió que de algo debían de conversar. Y veía previniendo lo que sería.

 Y veía previniendo lo que sería

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—Bien, ¿qué sermón me dirás?

Interrogó el mayor, mientras que se habían dirigido a la habitación en la que la muchacha hacía su trabajo. Él se apoyó en el borde de la mesa, cruzando sus brazos por sobre su pecho y viéndola sin muchos ánimos.

—Como te dije, tendrás que darles una figura paterna a nuestros hermanos— habló _____, seria.

—Estoy muy ocupado trayendo ingresos a casa, ¿si? Y confieso que no sé cómo se hace eso— dijo molesto, habiendo dado en el palo respecto a lo que se trataría aquella charla.

—Es solo ser un ejemplo a seguir, jugar con ellos algunas veces y demostrarles que los quieres, que estarás ahí para ellos— movió los brazos a sus lados para, cuando terminó, dejarlos caer.

—Acabas de describir a Rengoku. Que él sea la figura paterna, le sale sumamente natural. Aparte, nuestros hermanos lo aman.

Tuvo que desviar la mirada para hacer lo mejor posible así mantenerse en calma, al mismo tiempo en que la otra Okumura mordía su labio inferior para lograr aquello. Entre todos los hermanos, ellos eran los que peor solían llevarse, y desde la muerte de su madre, la situación apenas pudo bajar un poco su intensidad.

Ni siquiera hablaban en ese entonces. Pero fingir ante el resto de su familia les salía bien, ya que habían recibido un buen castigo por su mala relación una vez.

—Ya te he dicho que a Kyojuro no lo metas en esto.

Evitó señalarlo con el dedo acusador, mientras cerraba con fuerza sus ojos. Debía de tener paciencia y de sobra.

—Él no siempre estará con nosotros. Está ocupado con su trabajo, algún día tendrá una familia, ¿y qué crees?— admitía que sus palabras la molestaron a ella misma.

—Y esa familia será contigo, ¿no crees?— contraatacó dibujando una gran sonrisa, que mostraba que aquella situación no le agradaba.

—No digas esas cosas.

—Por favor, _____, ¿acaso no lo notas, o estás demasiado ciega? Rengoku estará siempre con nosotros, o mejor dicho contigo, por el simple hecho de que está perdidamente enamorado de ti— sin querer, había alzado la voz.

Ella no dijo nada. Permaneció pensando y con el semblante fruncido. Admitía que aquello había hecho lo mejor posible para no pensarlo. Estaba claro que era una verdad de la cual la gran mayoría sabía, pero no mencionaban. Incluso le resultaba aún más impactante que cuando el mismo joven se lo había dicho. Tal vez porque sintió que sus palabras iban cargadas con que supuestamente lo sentía como una "obligación" porque su padre se lo había pedido.

¿Cómo se suponía que debía reaccionar? 

—Te lo repetiré: él viene a verte más que nada a ti, porque está enamorado y haría lo que fuera por ti. ¿Le temes al amor?— dijo en el mismo volumen, sin darse cuenta.

—Ya deja de decir eso...— habló entre dientes, volviendo a abrir los ojos.

—Me iré.

No quería continuar con aquello que había quedado muy aclarado en su opinión. Sabía que _____ tenía la capacidad para comprender sus palabras, boba no era. Solamente terca, aunque en su subconsciente debía de estar debatiéndolo ferozmente.

Tras quedar sola allí, pasó una mano por sus cabellos. ¿Por qué le había tenido que decir esas palabras? ¿Realmente estaba enamorado de ella? Cuanto más lo pensaba, más sentía que su corazón latía con fuerza. Esos abrazos, esos benditos abrazos. Y esa sonrisa, apareció en su mente haciendo que suspirara para destensar su cuerpo.

Ahora los sentimientos que había encerrado en su interior, se habían liberado tras esa discusión. Odiaba demasiado a Yoichi.

 Odiaba demasiado a Yoichi

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
23 ABRAZOS |Kyojuro Rengoku y tú|Where stories live. Discover now