Capítulo X

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Bordaba tranquilamente un pañuelo, con mariposas y unas flores. Le iba quedando bien, y le gustaba. Mientras que lo hacía, recordaba la última vez que vio a Kyojuro Rengoku y ese abrazo en el que fueron tapados por su haori. 

Era un escenario que recordaba y su corazón volvía a latir con la misma intensidad que el del chico cuando lo sintió: demasiado tierno y único.

Jamás esperó que hiciera algo así. Incluso bloqueó el pensamiento de que gente pasaba por allí, para luego escuchar a su padre preguntar qué era lo que sucedía afuera por el elevado volumen de voz del cazador.

Ya habían pasado cinco días desde entonces, y una dulce sonrisa pintaba sus labios, deseando revivir un momento así.

Escuchó pasos correr por la casa, pensando de inmediato que se trataba de alguno de los menores que estaban jugando. Pero cuando la puerta del cuarto en el que estaba se corrió a un lado y mostró a una Akina sumamente preocupada y pálida, se alarmó.

—Papá no está respirando...

Tiró todo para salir corriendo, seguida de la menor que ya no sabía qué hacer. Resulta que había ido a verificar si ya había despertado de su siesta, pero nada de eso sucedió.

Ingresó a la habitación, encontrando a su padre recostado en su futón, sin color y sin movimiento. Se arrodilló a su lado a inspeccionar si tenía pulso, pero nada. Luego colocó sus manos en su pecho, extendiendo sus brazos y comenzando a hacer presión cada cierta cantidad de tiempo.

—¡Ve a buscar al doctor, a Yoichi y a Hiro! Y evita que los niños vengan— ordenó, viendo por el rabillo del ojo a su hermana llorar en silencio y sin percatarse ella misma de eso.

Salió de inmediato, absteniéndose de palabra alguna.

Estaba desesperada, aunque parecía que mantenía la calma. Todo dentro de ella era un caos, a tal punto de hacer que un sudor frío recorriera su cuerpo y sintiera el corazón latiéndole en la boca.

A los minutos de intentar reanimarlo, ya se había rendido. Nada sucedía.

—No me hagas esto...— dijo con un nudo en la garganta, apoyando sus manos en sus rodillas y bajando la cabeza.

Ahora le dolía el recuerdo de esa mañana de haberlo visto bien, incluso preguntando cuándo regresaría Kyojuro.

Ahora le dolía el recuerdo de esa mañana de haberlo visto bien, incluso preguntando cuándo regresaría Kyojuro

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Ese mismo día, lo llevaron a enterrar junto al cuerpo de su madre en un valle. Luego de ver cómo los menores lloraban, los mayores reteniéndose como podían para evitar que los demás siguieran llorando, y ella seguía sin derramar lágrima alguna. Estaba en blanco. Aún no creía lo que había sucedido.

El momento que previó que sucedería, le cayó de sorpresa. Por su mente pasaban demasiadas cosas, lo cual le hacía creer que por ese motivo no lloraba. De tanto aguantar y cargar con responsabilidades esos tiempos, había quedado demasiado guardadas esas emociones y sentimientos.

Permanecieron toda la noche allí, velando. Llevaron consigo las bolsitas de glicinas que su padre siempre los obligaba a cargar si hacían un largo viaje, algo de comida y una manta para los más pequeños. A primeras horas del día siguiente, emprendieron camino.

Apenas llegó a pegar el ojo, por el hecho de cuidar de Nomi y hacer el mejor intento de consolar a Ohara con un abrazo.

En los rostros de todos se veían ojeras y decaimiento notorio. De ahora en más deberían seguir con la rutina de siempre, aunque con ciertas modificaciones. ¿Qué sería de su vida sin ninguno de sus padres? Algo se había acostumbrado a la ausencia de su mamá, pero su papá era distinto. Quizás se debía al hecho de que estuviera más tiempo con ellos, porque a ambos los amaba por igual.

—Creo que le diré al señor Uchiyama que hoy no iremos a trabajar...— habló Yoichi, dirigiéndose a ella.

Era el primero en hablar luego de una hora.

—Espero que entienda...— lo apoyó Hiro, pasando una de sus manos por su rostro, sintiéndolo ligeramente hinchado de tanto llorar.

—Lo hará... Conocía a nuestro padre...— afirmó el mayor, posando una mano sobre uno de los hombros del otro muchacho.

—Deberíamos limpiar el cuarto de papá cuando lleguemos...— mencionó Akina.

Volteó a ver a _____ y esta veía fijamente el suelo, cargando con Nomi desde hacía rato. La niña se aferraba a ella como nunca, mientras observaba por sobre el hombro de la chica el camino que iban dejando por detrás.

—¿_____...?

Y no obtuvo respuesta.

Llegando a la vivienda, desde lejos oían una voz familiar que conversaba con una que muy apenas se escuchaba. No hacía ni falta adivinar para saber de quién se trataba.

—¿Sabe algo de los Okumura?

Lograban escuchar cómo preguntaba por ellos a una vecina, que no sabía muy bien qué responderle.

—¡Rengoku!

Exclamaron Ryo y Ohara, pero no con el entusiasmo que los caracterizaba. Era más un grito desesperado.

Al escucharlo, giró rápidamente a ellos tras haber borrado su sonrisa. Y los dos niños se acercaron corriendo a él que también había salido al encuentro algo apresurado. Lo abrazaron uno de cada pierna, aferrándose mientras volvían a quebrar en llanto.

Sin entender mucho y preguntándoles qué sucedía, apoyó sus manos en las cabezas.

Nomi, intentó liberarse de los brazos de su hermana para también ir corriendo a donde estaba, abrazándolo como podía.

—¡Engoku!— y lloró también.

Akina los siguió a los pocos segundos.

—Papá murió, Rengoku...— dijo ella al llegar.

Yoichi y Hiro sintieron sus ojos nuevamente humedecerse, intentando aguantar las lágrimas. Y voltearon al oír un sonoro sollozo por parte de ______ que hacía lo mejor posible para intentar lo mismo que ellos. Pero al no aguantarlo más, salió corriendo torpemente hacia Kyojuro y de un golpe se aferró a su pecho, llorando.

Sintió, sin aguardar un segundo más, como un brazo del de cabellos rubios con puntas rojas la rodeaba con fuerza. Y luego como sus labios se apoyaban en su frente.

El rostro de Rengoku mostraba un claro signo de preocupación y tristeza, cosa que jamás habían pensado que llegarían a ver. Incluso su corazón latía rápido de verlos así de adoloridos, y sobre todo a ella.

 Incluso su corazón latía rápido de verlos así de adoloridos, y sobre todo a ella

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23 ABRAZOS |Kyojuro Rengoku y tú|Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin