[12]

756 92 13
                                    

Después de que las echaran del centro comercial, Suzume se fue por su camino despidiéndose seca, pero de ella no se podía esperar mucho. Kota fue a dejar a Megumi hasta su casa por lo tarde que era. La caminata fue tranquila, en silencio, pero no hacía falta decir algo, Megumi solo con ver la cara de Kota supo que todo había valido la pena.

Nunca pensó que persona que la molestaba, la chica más temida de la escuela y a la delincuente de la preparatoria, chica problemática, se volvieran su círculo cercano, mucho menos enamorarse de alguien y que éste fuera Atsumu. Su vida había dado un giro de 180 grados luego de que Kota la salvara de Suzume. Sonrió para sí.

—Gracias Kota por acompañarme —dijo Megumi frente a la puerta de su casa. Kota asintió, rascando su nuca y mirando a otro lado avergonzada, pero los labios de ella estaban curvados hacia arriba.

—Yo... esto... —dio un suspiró y le dirigió la vista por fin —gracias a ti. Fue... divertido —le aseguró riendo un poco y Megumi sintió felicidad, había ayudado a su amiga —Nos vemos, Mei.

Megumi ladeó la cabeza, confundida.

—¿Mei?

—Es tu nombre, ¿no? —preguntó, calmada y despreocupada —Pensé que te gustaría un apodo y creo que Mei es lindo.

—¡Me gusta Megumi-chan! —dijo de repente, sonando segura, algo desesperada y Kota soltó una carcajada —Ya, no te rías.

—Lo siento, entonces, te llamaré Megumi-chan —le palmeó la cabeza levemente sonriendo con los ojos cerrados y la chica sintió sus mejillas enrojecer, Kota si era muy linda cuando se lo proponía, ella se veía tan segura, tan valiente, como un angel, todo lo que ella quiso ser. La admiraba y se alegraba de haberse acercado —. Entra, está haciendo frío.

—S-sí. Nos vemos, mañana, Kota-chan.

La chica no dijo nada, simplemente esperó a que la contraria entrara en su casa para dejar de sonreír, tan drástico, como si estuviera mintiendo todo el tiempo y es que Kota se había vuelto una perfecta actriz, una mentirosa por completo, no quería preocupar a Megumi, decidió darle a las dos chicas lo que tanto querían, hacerla olvidar que día era hoy. Aun sí trataba mal a Suzume o a veces era muy burlona con Megumi las apreciaba y, maldición, eso le gustaba, le gustaba tener a gente de nuevo en su vida, pero la culpa la llenaba de nuevo.

¿Por qué, algo roto como ella, esperaba aspirar a una vida normal? Lo roto se desecha.

Metió las manos en los bolsillos de la sudadera que le regaló Suna y caminó cabizbaja a donde la llevaran sus pies, no iría a casa, no se enfrentaría a su padre, tampoco iría al cementerio, simplemente rondó por las calles que empezaban a oscurecer y congelar.

Caminó por una calle con poca iluminación cuando sintió un chillido de una mujer en el pasaje, se detuvo a medio camino y miró hacia el oscuro callejón, cinco personas arrinconaban a una mujer de lentes.

—No es tu problema, Kota, sigue tu camino, no es tu proble... —se dijo a sí misma, avanzando pero no pudo dar ni un paso más cuando escuchó a la mujer llorar y las risas burlonas de los hombres. Apretó la mandíbula y dejó caer su cabeza hacia adelante, derrotada —Maldición.

—Miren, miren, si después de todo es muy linda.

—No la pude apreciar por tener tanta ropa, ¿deberíamos ayudarla?

—Seh, parece tener calor —decían los hombres, hostigando a la mujer, acercándose peligrosamente a ella con claras intenciones.

—¡No se acerquen! ¡Ayuda! ¡Qué alguien me ayude! —gritó la mujer, una enfermera del hospital central del pueblo.

Smile For Me [Suna Rintaro]Where stories live. Discover now