Catorce

2.1K 337 36
                                    

Harry abrió los ojos, los sentía pesados y se sentía cansado. Había pasado una semana desde el incidente y este se repetía en su cabeza una y otra vez, no paraba de sentir aquel sentimiento desagradable de odio en su pecho. Se sentía impotente por no poder hacer nada para disipar el sentimiento, no quería sentirse así. Y Severus lo había notado, habían retomado rápidamente sus entrenamientos, Severus había consolado a Harry pero eso no significaba que fuera un amable y dulce maestro de preescolar. No, seguía siendo duro y estricto. Pero eso no evitaba que viera la mirada perdida de su estudiante y que se inquietara por el vacío que a veces aparecía en los ojos verdes.

- Potter, ven -

Harry dejo de practicar su movimiento de varita y se acercó al escritorio de su profesor, se sentó en la silla en cuanto Severus le dio el permiso y espero a que hablara.

- Me gustaría que empieces a meditar -

Harry frunció el ceño sin entender, ¿Meditación?¿Para que le serviría eso? Y Severus vio claramente los pensamientos del menor reflejados en su cara, esperaba que la meditación también le ayudara a que Harry escondiera un poco más sus gestos y emociones. Claro que Severus nunca había visto la habilidad de Harry para esconder su alegría cuando sus parientes lo abandonaron o cuando quedó en Slytherin, Severus no tenía en cuenta la confianza que Harry estaba desarrollando hacia él y que se estaba relajando a su alrededor.

- Te servirá para empezar a aprender oclumancia, el arte de esconder tus pensamientos de ataques mentales de otras personas, a despejar tu mente, también te ayudará a estar más atento a tus alrededores y tener la mente más clara -

Y a que esa mirada que tienes desaparezca de tu rostro.

- Bien -

Harry no dijo mucho más y Severus le hizo sentarse frente al fuego para que concentrará su mirada en las llamas. Harry siguió las instrucciones de Severus, calmar su respiración, alejar todo pensamiento de su mente y simplemente poner su mente en blanco. Harry vio las llamas crepitar durante un buen rato, su respiración era superficial y su mirada tranquila. Severus se había sentado en un sillón cerca del menor para vigilarlo y pudo ver el momento exacto en que la mirada de Harry pareció cambiar, el verde se volvió rojo y una sonrisa tétrica se dibujo en el rostro del menor.

- ¿Potter? -

Sin embargo, la cabeza de Harry cayó de golpe inerte sobre su pecho pero su cuerpo permaneció derecho, el silencio que le siguió fue tal que le causó escalofríos a Severus pero se obligó a levantarse y acercarse a Harry.

- ¿Potter? -

Esta vez la respuesta del menor fue una risa, pero no fue inocente e infantil como la que había escuchado en la enfermeria cuando vio su cabello cortado, fue grotesca, ronca y le causó miedo a Severus que se alejo unos pasos antes de sacar su varita. 

- ¿Quien eres? -

La cabeza de Harry se movió de golpe para ver a Severus, tenia venas negras marcandose en su cuello y parte de sus mejillas, incluso algunas más delgadas llegaban a la punta de sus ojos que estaban rojos y con las pupilas negras delgadas como las de un gato. En su boca tenía una sonrisa macabra y por entre sus labios sobresalían unos pequeños colmillos puntiagudos. De su frente sobresalían unos pequeños cuernos que habian roto la piel delgada de Harry y ahora sangraba, hilos de sangre enmarcaban su rostro y no parecía perturbado ni adolorido por las heridas.

- Hola mago -

- ¿Quien eres? -

Harry sólo sonrio antes de levantarse, se acercó lentamente a Severus y pronunció una frase que congeló la sangre de Severus e hizo que su varita temblará en su mano.

ExorcistaWhere stories live. Discover now