El secreto de los recuerdos

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El viento había vuelto a cambiar.

En la torre mas alta de la Ciudad del Valle los problemas se veían desde otra perspectiva. No es que parecieran más pequeños, pues Arien habría pagado todo el oro del mundo para hacerlos desparecer, pero por lo menso sea afrontaban de otra forma.

Smaug no había matado a Gal.

No es que hubiera tratado con muchos dragones a lo largo de su vida, de hecho Smaug era el primero, pero algo en los ojos y el tono de la bestia le habían dejado bien claro que no mentía. ¿Cómo había sido tan estúpida? Sabía de sobra que Smaug llevaba postrado bajo la montaña durante años. Era imposible que hubiera salido tan solo para cumplir una venganza persona contra una elfa a la que no conocía de nada. Y aún así ella se lo había creído.

Sus recuerdos de aquel día eran casi inexistentes a causa de la conmoción. Y con el tiempo no habían mejorado. Cuando intentaba hacer memoria tan solo veía fuego. La explicación más lógica era un dragón. ¿Y cual era el único dragón en toda la Tierra Media? Smaug.

Nadie la había contrariado nunca en su suposición. Y eso ahora le rechinaba.

Abrió los ojos y pestañeó varias veces. El sol había salido ya y el pueblo comenzaba a animarse. Arien se puso en pie y se acercó hasta el borde de la torre. No sabía porqué pero se sentía atrapada

- Si vas a saltar dímelo. Luego no quiero que me culpen a mí

Arien esbozó media sonrisa ante aquellas palabras.

- Seguro que tu Adar se encarga de que nadie sepa que fuiste tu quién me empujó de la torre

Respondió girándose hacia Legolas. El elfo estaba apoyado en el murete derecho de la torre. Tenía el mismo aspecto pulcro de siempre. Sus ropas sin ningún rasguño de la pequeña batalla con el dragón. Por su parte, las ropas de Arien habían quedado completamente chamuscadas y llevaba unas ropas cedidas por la hija mayor de Bardo.

Nada tenían que ver con los tejidos élficos. Eran más gruesas, de lana, y le raspaban ligeramente al entrar en contacto con la piel; pero eran calientes y le arropaban. Se sentía otra persona con ellas, y eso le aliviaba.

- ¿Cómo estas?

- Me encuentro bien

- Para salir corriendo de la tienda y subir aquí ya creo que debes de estarlo.

Ella soltó una risita

- Sabes que prefiero los espacios abiertos. Y aquí arriba se está bien.

Ambos se sonrieron. Arien daba gracias cada día porque a pesar del tiempo que habían estado separados sabía que siempre podía contar con Legolas. Y la complicidad que había entre ellos no era fingida.

- Mithrandir ha pedido llamarte

- ¿Ha vuelto?- preguntó sorprendida

- Hace tres días- respondió Legolas, y la elfa frunció el ceño confundida- Has estado dormida bastante tiempo

¿Había estado durmiendo tres días? Se sintió levemente desorientada.

- ¿Te ha dicho para qué me necesita?

- No, pero parecía alterado. Él y mi padre llevan reunidos desde entonces ¿Estas segura de que estás bien?

"Smaug no mató a Gal" quiso decirle. Pero en vez de eso esbozó una sonrisa que no llegó a sus ojos y asintió.

Shanga esperaba frente a la puerta de la tienda. Había acompañado a Bilbo de vuelta a la montaña a pesar de que el Hobbit le había insistido unas cuantas veces para que no lo hiciera. Pero Shanga solo hacía caso a Arien. Y Arien habría querido que lo acompañara.

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⏰ Last updated: Feb 22, 2023 ⏰

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