Capítulo 13.

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Me siento triste, desanimada y me pone aún peor saber que los chicos están igual.

Perdieron contra Brasil, por lo tanto ahora tendrán que enfrentar a Japón para poder ganar la medalla de bronce.

El partido estuvo bueno, me tenía con los nervios al mil. Ambos equipos jugaron muy bien que llegaron hasta los penales, pero lamentablemente Memo aunque adivinó hacia donde iban a tirar los balones, no alcanzó a agarrarlos, y por su parte, Eduardo Aguirre y Johan Vázquez fallaron sus penales, el único que pudo anotar fue Charly Rodríguez.

—No puedo creer que la ilusión de la medalla de oro, quedó en eso, en una ilusión —murmura Diego sobre la almohada dónde está acostado.

Nuevamente estamos en Yokohama para el partido contra Japón. 

—Jugaron bien, corazón —digo con intención de animarlo—. El partido lo dominaron, y se fueron hasta penales, y es cierto que fallaron ahí pero no te sientas así ahora porque aún queda la posibilidad de que ganen la medalla de bronce.

—¿Y crees que para los aficionados una medalla de bronce es suficiente?

—Sí.

—Claro, como no.

—Diego yo siempre leo los comentarios —digo—. Sí, es verdad que hay algunos que criticaron pero la mayoría es de gente que sigue creyendo en ustedes, que expresa lo orgullosos que están y esperan que ganen la medalla de bronce.

Diego se voltea y se acomoda para quedar sentado en la cama. Me mira con atención.

—¿Y tú qué piensas? ¿Crees que es conformismo el celebrar o esperar una medalla de bronce?

Niego con una sonrisa.

—No creo que sea conformismo. Ustedes iban con un objetivo, las cosas no salieron como esperaban y el objetivo cambió —digo—. La medalla de bronce no es un simple tercer lugar, no es conformarse, ni mucho menos es poca cosa. Ustedes van a jugar, van a dar todo por obtenerla, nadie se las va a dar gratis.  Todo el torneo han jugado de maravilla, y nadie está en la posición de reprocharles nada.

—Entonces si ganamos, ¿Vas a estar feliz?

—Totalmente —sonrío—. Y más que nada orgullosa de ustedes, habrán quedado en los tres mejores. Ni Francia, ni Argentina ni Alemania pudieron llegar más allá para obtener cualquiera de los tres lugares.

—¿De verdad vas a estar orgullosa?

—¡Obviamente! Incluso podría llorar al verlos ponerse la medalla.

Diego me mira con ternura y me jala a él para abrazarme y terminar presionada entre su brazos y pierna que sube sobre las mías.

—Gracias Lili —dice con su boca cerca de mi cabeza y deposita un pequeño beso—. Siempre me dices las palabras correctas que me ayudan a sentirme mejor.

Estoy a punto de responder cuando Memo entra a la habitación.

—No puede ser, Lainez —musita— ¡Suéltala ahora mismo!

—No lo haré.

—Sí lo harás.

—No.

—Sí —Memo nos mira con molestia fingida—. Lili ya tiene que ir a dormir, y te recuerdo que mañana tenemos partido.

—Ella solo estaba animándome.

—Sí, ya ví de que manera.

—Solo es un abrazo, Guillermo, no exageres. Si sigues así, serás un terrible suegro —digo, separándome de Diego.

Me hiciste brillar || Diego LainezTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon