𝗖𝝠́𝗦𝝠𝗧𝗘 𝗖𝝝𝗡𝗠𝗜𝗚𝝝

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—¿Por qué me trajiste a tu casa?–dije con una mirada dura.

—Como ya mencioné, lo hice para protegerte.–Luz declaró de manera práctica.

—¿Al drogarme y secuestrarme?–le grité, sintiendo la necesidad de lanzarle algo, un ladrillo o una piedra serían suficientes.

Sus ojos no vacilaron mientras mantenía el contacto visual, esos ojos color café a punta de chocolate.

Hablaba con tal autoridad que me dijo que cualquier consulta adicional no estaba abierta a discusión.

Hice lo que pensé que era mejor. Confío en que necesites usar el baño.–señaló hacia una puerta a la derecha.—Salí y te compré algo de ropa que puedes usar durante tu estancia aquí. Hay suficiente comida en la nevera, y la cocina es toda tuya.

Oh, qué amable, señora Noceda.–dije sarcásticamente, pareciendo conmovida.—Qué buena anfitriona, drogarme, secuestrarme y comprarme ropa para que mi estadía sea cómoda aquí. ¿Cómo podría agradecer tu amabilidad?

Luz se rió entre dientes.

—Duerme en mi cama, atiende mis necesidades, cocina para mí como la dulzura que eres y considera la generosidad recompensada.–guiñó un ojo y esquivó la gran almohada que le había lanzado.—Tienes que trabajar en esa puntería, precisa. Si es un cuchillo en lugar de una almohada, tiene que atravesarme, no volar sobre mí.–riéndose, se arregló la chaqueta, se pasó la mano por su ya perfecta cabellera oscura y comenzó a caminar.

—Quiero ir a casa.

Ignorando por completo mis protestas, continuó.

Como no tengo un mayordomo personal, tendremos que encargarnos de la cocina. Yo, por mi parte, puedo sobrevivir con mantequilla de maní y jalea durante días y días, a menos que tú, mi querida Amity, puedas preparar algo y hacernos felices a las dos.

No estaba escuchando una palabra de lo que le estaba diciendo.

—¡Quiero irme a casa y si no puedes, encontraré la manera. Boscha y Edric van a comenzar a buscarme!–Le grité.

Luz me pasó su sonrisa arrogante, una que me dijo que ninguna cantidad de amenazas funcionaría contra ella. Era una mujer que había superado la seguridad de asilo, así como la policía.

—Ya me ocupé de eso.

—¿En qué lugar del mundo está mi teléfono?

¿Podría ser que Luz enviara mensajes de texto falsos a través de mi teléfono e informara a Boscha y Edric algo sobre mí?

Alguna excusa que fuera lo suficientemente buena para que los dos no se preocuparan por mí.

Cruzando mis brazos sobre mi pecho, me recliné.

—¿Al menos tengo la libertad de preguntarte a dónde vas?

—Tengo algunos asuntos que atender.

—¿Acosar personas para obtener información de ellas?

Luz se rió.

—Cerca.

Cualquier diversión antes mostrada había desaparecido.

—No me iré por mucho tiempo, y para que sepas, no hay ninguna salida posible por aquí, porque sé que vas a empezar a buscar una en el momento en que salga. Sería mejor para ti permanecer dentro de la cabina. Si alguien llama a la puerta, no abras. Nadie es confiable.

❝Mental Asylum❞-Lumity Adaptación G!PWhere stories live. Discover now