El rector Bastian

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Las instalaciones de la universidad central de la casa de Pegasus distaban mucho del aspecto que presentaba la suya dado que, si Garret debiera definirla con una frase, enunciaría sin temor a equivocarse: austeridad en todos los detalles.

De alguna manera, le recordó las estructuras que se mostraban en las viejas holo representaciones de universidades en épocas de guerra. Sobriedad y economía eran las palabras que acudían a su mente a cada paso que daba.

Ubicó el pasillo mencionado en la invitación que había llegado al hotel y preguntó al ujier después de presentarse.

—No conozco muy bien el protocolo local para dirigirse al rector de esta casa ¿Mantengo las formas que utilizo en mi territorio?

—Cualquier protocolo formal es aceptado por nuestra casa.

Garret intentó recordar las fórmulas de cortesía que había ensayado en su visita al rector Janus y se recriminó por no haberlo pensado antes. No hubiera estado de más una sencilla práctica en la que, además, Sibila podría haberle echado una mano.

—El rector lo recibirá ahora —dijo el ujier.

—Gracias.

El ujier creyó adivinar la turbación e inseguridad en el rostro de Garret.

—Un momento, doctor. Perdone mi atrevimiento —lo interrumpió— pero si me pidiera un consejo puntual, le diría que no se ciña a ningún protocolo. En Pegasus somos más pragmáticos y no prestamos mucha atención a formalismos pomposos para dirigirnos entre nosotros. Una muestra de respeto normal, teniendo en cuenta el rango que ostenta cada persona suele ser suficiente. Incluso el tratamiento de "usted", puede ser el adecuado en la mayoría de los casos.

—Gracias, de verdad, muchísimas gracias —dijo Garret consciente de la tranquilidad que le permitía sentir ese consejo.

Atravesó la puerta y se encontró al rector Bastian mirando por la ventana.

—Rector. Muchísimas gracias por recibirme.

—Muy por el contrario, Investigador Garret. Gracias a usted por haber aceptado mi invitación. Su reputación le precede ¿puedo tutearle, verdad?

El halago lo tomó por sorpresa y, por un momento, no fue capaz de articular ninguna palabra.

—Sí, claro —se limitó a contestar.

—Siéntate, por favor.

—Para mí es un honor ser recibido por el rector de una casa tan distinguida y la emoción me embarga al saber que conoce mi trabajo.

—Gracias, pero puedes tutearme también. No me ofenderá, aunque te confieso que no muchos lo consiguen. La conversación se torna algo extraña si uno habla de tú y el otro de usted. Veremos cómo te desenvuelves y, si no llegas a poder tutearme, volveré al tratamiento de usted. ¿Te parece bien?

—Sí, claro. Por supuesto, rector. Pero le confieso que no creo que pueda tutearlo —admitió bajando un poco la mirada.

—Bien, cuéntame ¿imagino que vienes por tu investigación?

—¿Mi investigación? —preguntó Garret con cautela.

—Sí, los orígenes de la siembra, la desaparición de la casa de Lucifer, nuestro... digámoslo así: distanciamiento del estrato dimensional original. por cierto, ¿cómo le llamas tú?

—¿A qué? —preguntó honestamente sorprendido. La verborragia del rector Bastian le había tomado por sorpresa.

—El estrato original. A tu estrato.

El linaje perdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora