Capítulo VIII

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¿Es seguro esto? —Ryeowook preguntó. 

Su corazón latía demasiado rápido y no era por la emoción o excitación. Estaba nervioso y muy asustado. 

—Claro que sí, cariño. 

El hombre se acercó a él y lo rodeó con sus brazos. Ryeowook permitió relajarse un poco como para disfrutar del abrazo, pero no tanto como para ignorar lo que estaba a punto de suceder. 

Porque iba a pasar. Simplemente estaba alargando el momento. No era su primera vez, pero con la experiencia que había tenido, el miedo al dolor estaba ahí.

Su primera vez fue horrible, pero mejoró las siguientes veces, así que no todo era malo, ¿cierto? 

Pero esta vez era diferente, pues iban a probar algo nuevo, cosas que a su novio le gustaba. Ya lo había intentado una vez y fracasó con su llanto. Simplemente no pudo y terminó en una fea pelea donde se sintió peor por no complacer a su pareja. 

No quería que lo dejaran. 

Pasar días sin hablarse había sido lo peor. No siempre se encontraba con un hombre al que le importara. Estaba feliz, enamorado y por eso quería lo mismo para el otro. 

El sexo podía ser divertido. 

Pero no lo fue. 

No lo fue cuando su piel gritaba por alivio, no lo fue cuando las marcas comenzaban a sangrar, no lo fue cuando permanecían por días y era difícil ocultarlas, no lo fue cuando lloraba hasta el cansancio. 

No lo fue ni una sola vez a partir de ese momento. 

Tonto de él que cayó en un círculo vicioso donde las heridas fueron curadas con flores, con besos, con caricias, con cenas sorpresas, con disculpas en labios, pero mentiras en la mirada. 

Las heridas físicas desaparecieron para ser reemplazadas por otras que se volvían costumbre, su voz no tenía tanta validez como la tenían sus súplicas. Sus lágrimas avivaban un hambre aterrador, llamaban al demonio por más. 

Las heridas de su corazón nunca sanaron y siguieron sangrando. 

—Quiero que recuerdes a quién perteneces. 

Él había dicho. ¿Era así? ¿En algún momento de verdad le perteneció? 

Al principio creyó que si, ilusamente veía las marcas y recordaba quién se las había hecho. Le iba a agarrar el gusto con el tiempo. 

No lo hizo. 

Las odiaba y entró en conflicto, no las quería en su cuerpo, no las quería en su mente. No quería que al cerrar los ojos aquellos momentos se repitieran una y otra vez. 

Quería acabar con todo. 

Y por eso tomó la decisión de terminar con su vida. 

¿Todo eso fue bajo su responsabilidad? 

¿Fue él mismo quién permitió todo eso? Sí, pero le costó tanto entender que fue manipulado. 

Que aquello que se profesaba no era amor y tampoco estuvo cerca de serlo. 

Ryeowook no podía contener más el llanto. Lo último de su relato había sido dicho en palabras entrecortadas. 

Se sentía tan expuesto, tan insignificante a la vista de todos. No había más secretos.

Todo lo que cargaba estaba sobre la mesa. Mirar al hombre que creyó amar, le dolía tanto y a la vez lo aterraba. No podía decir que significaba la mirada que le dirigía. Estaba tan calmado que su corazón le decía que no era nada bueno. 

《YeWook》Innocence LostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora