Los ojos de las dos chicas se abrieron un poco más ante la magia que acompañaba a su promesa. -Vas realmente en serio con esto-, murmuró Bulstrode. Harry asintió.

-Tengo que serlo-.

-No vamos a dejar que el mundo mágico languidezca como lo ha hecho durante el último siglo-, dijo Susan, sin inmutarse mientras miraba a los Slytherin. -Y desde luego no vamos a dejar que siga en manos de Dumbledore. Sabemos que podemos ser mejores. Pero lo haremos con todas las personas mágicas como iguales. Purasangres, mestizos, muggles, incluso aquellos con sangre de criatura; todos ellos tienen tanto derecho a estar aquí como cualquier otro. Si tienes un problema con eso, puedes irte ahora-.

-No quiero que los nacidos de muggles mueran-, resopló Parkinson, -sólo quiero que dejen de traer sus sucios hábitos y costumbres a nuestro mundo. Si no tenemos cuidado, el Estatuto se romperá y volverán a ser los Juicios de las Brujas-.

-Si llevan la magia en la sangre, tienen derecho a usarla-, convino Draco. -Pero también tenemos derecho a enseñarles a ser como nosotros, en lugar de esperar que se conviertan en ellos-.

-Eso es justo-, murmuró Anthony, relajándose un poco. Evidentemente, algunos de los herederos habían esperado una perorata sobre la pureza de sangre. Harry sonrió para sí mismo, deseando poder tomar la mano de Draco por debajo de la mesa. Una reunión no cambiaría los años de animosidad acumulados en el grupo, pero... era un comienzo.

-Tendremos mucho tiempo para hablar de política en el futuro-, dijo Harry, metiendo la mano en su mochila. -Pero realmente necesito terminar esta redacción-. Dejó su libro de Pociones sobre la mesa y buscó una pluma y la redacción a medio escribir. -Si Hermione intenta ayudarme una vez más, voy a gritar-.

-Bueno, eso no podía pasar-, dijo Draco con ligereza. -Veamos lo que tienes hasta ahora-. Le robó la pluma a Harry, poniéndose a leer la redacción inacabada con un leve ceño en los labios. Harry deseó que estuvieran solos, para poder besar al rubio en la cara.

-No es de extrañar que tu nota haya mejorado este año-, reflexionó Parkinson, y Harry se rió.

-No es del todo obra suya-, insistió. -He estado prestando más atención. Pero no tener a este imbécil tirando cosas a mi caldero ayuda-. Draco le dio un codazo en el costado sin levantar la vista del ensayo. -¡Oye! ¿Ahora quién es el bárbaro?-.

-Sigues siendo tú-, aseguró Draco. -Tú también eres una terrible influencia-.

Harry sonrió descaradamente. -Alguien tiene que mantenerte humilde-.

Los estaban mirando fijamente, pero él se negaba a dejar de incitar a Draco, queriendo que todo el mundo viera que no iban a empezar a hechizarse mutuamente. Que se podía confiar en Draco.

Sería lento, pero lo conseguiría.

Harry no pensó mucho en el correo extra que Hermione había estado recibiendo en los días posteriores al artículo del Semanario de la Bruja

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Harry no pensó mucho en el correo extra que Hermione había estado recibiendo en los días posteriores al artículo del Semanario de la Bruja. Ginny también tenía algunos, pero ni de lejos al nivel que recibía Hermione. Ginny quemaba los suyos sin siquiera abrirlos, pero Hermione insistía en leerlos todos. -Quiero saber qué dicen de mí-, dijo, alcanzando la carta que estaba en la parte superior de la pila.

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