Como un drama coreano. |PPG&RRB|

2. Trabajo deseado

Nota autora original: La autora original agradeció las vistas y leídas, al igual que yo, pero en inglés. ¡Gracias!
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Butch intentó todo, pero no pudo evitar que el chico se durmiera. Su único consuelo era el constante subir y bajar de su pecho.

Cuando llegó al hospital, las enfermeras se lo llevaron inmediatamente. Butch se vio obligado a sentarse en la sala de espera. Golpeaba su pie mientras se preguntaba si debía llamar a casa. Si lo hacía, su madre le gritaría lo irresponsable que fue. Una situación como esta haría ver mal a la Empresa. Tendría que encontrar una manera de mantener al chico callado al respecto.

Mientras Butch estaba pensando, un doctor entró en la sala de espera y se dirigió hacia él. Butch se levantó.

—¿Él está bien?—preguntó Butch.

—¿Él?— El médico parecía confundido.

—Sí, el chico que traje aquí.

La mirada de confusión no abandonó el rostro del médico. —Um, él está bien. La herida no era lo suficientemente profunda como para causar algún daño permanente. Aunque ha perdido mucha sangre, así que nada de actividad física por unos días. Por cierto, ¿cómo se llama...uh, él?

Butch no entendía por qué el médico actuaba tan extraño cada que se refería al chico. Quizá se sentía incómodo por no saber el nombre de su paciente.

—No lo sé. Lo encontré así.— Butch decidió que sería mejor mentir al respecto que explicarld la situación al doctor y posiblemente a la policía.

—Oh, como usted pagó la cuenta imaginé que, uh... lo conocía.

“Ahí va de nuevo”

—¿Por qué no revisan su identificación o su teléfono?

—No encontramos ninguno.

Butch suspiró. “¿Qué clase de tipo va por ahí sin identificación o teléfono?”

—Bueno, supongo que nos quedaremos con la duda. —El médico se dio la vuelta para irse.

—Espere, ¿puedo verlo?— preguntó Butch. No podía dejar que este chico le contara a todo el mundo lo que había pasado.

—Todavía está durmiendo, pero puedes esperar a que se despierte. Por aquí.

• Gimnasio Jojo •

Boomer entró al gimnasio. No estaba ahí para entrenar, necesitaba una cita para la fiesta y se estaba cansando de su actual novia. Las chicas del gimnasio eran todas guapas y estaban más que dispuestas a ir a cualquier sitio con un chico rico disponible.

Se acercó a una chica de cabello negro brillante que corría en una corredora eléctrica.

—Hola, Sandy. Veo que pasaste al nivel seis en esta cosa. Seguro que trabajas duro.

Sandy apenas lo reconoció. —No estoy interesada, Boomer.

Boomer se encogió de hombros. —Bastante justo. Supongo que salí con tu hermana primero.

Eligió a una chica diferente. Ella se estaba estirando junto a la escaladora.

—Emily, ¿por qué nunca noté tus largas piernas?

—Piérdete, Boomer. Todo lo que haces es meterte con chicas y luego dejarlas a un lado.

—No puedo discutir eso.— Boomer puso sus manos en los bolsillos.