Introducción.

5.8K 535 78
                                    

Era un día común y corriente para diez hombres lobos, o eso creían ellos. Lo que no sabían es que hoy su vida iba a cambiar por completo, el universo conspiraba a su favor, las señales estaban pero nadie era consciente.

Era un día soleado con un poco de viento, era perfecto para que estos hombres lobos salieran a cazar. La mayoría de ellos estaban en su mansión preparándose para reunirse, Alex y Axel Moon se estaban dirigiendo hacia el lugar de encuentro cuando Axel se detuvo de repente al sentir un repentino hoyo en el estómago, Alex también lo sintió.

—¿Qué diablos fue eso? — preguntó el mayor por unos minutos al menor confundido, lo que acaba de experimentar lo dejó aturdido.

—No tengo idea.

El menor tan bien se sentía confundido, no solo ellos dos sintieron esa sensación otros lobos también la experimentaron.

En otro mundo cuatro mejores amigas estaban avanzando por un bosque, dos de ellas se quejaban de caminar, otra sus piernas le dolían y por último la de la idea estaba algo asustada, se sentía acorralada por sus amigas. El universo les estaba dejando señales, luces brillantes guiándolas a encontrarse con sus almas gemelas, el cielo se tornó de gris asustándolas, un chaparrón las hizo avanzar con rapidez. El destino toma decisiones sin anticipos, lo que ellas no sabían que cuando se metieran en la cueva está las transportaría a un mundo sobrenatural.

El universo tiene su tiempo, ese día ninguno sospechaba que lo que más anhelaron estaba a punto de aparecer por arte de magia.

—¡Evan!

Evan Black volteo el rostro al repentino grito que oyó, a unos metros de él estaban caminando Daniel, Chris y Lucas Williams sus torsos estaban desnudos como suelen hacerlo cada vez que salen a cazar, les resultaba más cómodo.

—¿Estás listo para perder? — le preguntó Daniel con una sonrisa divertida a Evan, Daniel solía competir con él para ver cuál era el más veloz, eventualmente solían llegar al mismo tiempo a la línea. Pero esta vez Daniel estaba muy preparado para ganarle al Alfa. Sus dos hermanos rieron por lo bajo, era normal en Daniel decir lo que piensa o hacer comentarios divertidos.

—¿Tú estás listo para perder? — le contestó también divertido, los cuatro chocaron sus puños como casualmente lo hacen. Se conocen desde pequeños, solían jugar por el bosque o hablar de sus mates.

—¡Ey, lentos!

Todos miraron a Alex Moon que estaba apoyando en un árbol viéndolos, él si era rápido, más que ellos. Axel a su lado soltó una pequeña risita "Ya va a empezar" — Pensó el menor. Amaba a su hermano pero a veces prefería ser hijo único, siempre se metía en problemas.

—No somos lentos, tú llegas antes que nosotros.

Alex se alejó del árbol y se encaminó a ellos, los saludo a cada uno, igual como hizo su hermano.

—Antes de ir a cazar ¿Jugamos una carrera? — Daniel pregunta sonándose los huesos de sus manos, esta vez estaba muy seguro que iba a ganar.

—Acepto. Te ganaré.

—Eso quiero verlo.

—Yo ganaré, soy el más veloz de ustedes tortugas — Maiden les dijo mientras se quitaba la remera y la lanzaba al suelo, Nicolás, Federico y Andrés observaban entretenidos, la mayoría solían sacar su lado Alfa competitivo.

Los diez soltaron una carcajada, les encantaba compartir estos momentos, podían despegar sus mentes y no pensar en sus problemas. Todos compartían un mismo sentimiento "Desesperación" les desesperaba que la mujer de sus vidas no apareciera, buscaron por todas las manadas pero ninguna mujer los hizo sentir la "Conexión".

Mientras ellos se preparaban para competir, cuatro chicas se metían a una cueva hecha de piedras. Daniel y Alex estaban preparados para competir cuando el cielo tomo un color negro haciéndolos mirar con expresión confusa.

—Que mierda — dijo Alex.

Sus corazones empezaron a latir en sincronía, a un ritmo de galopeo, sus respiraciones se aceleraron y entonces lo sintieron o mejor dicho las sintieron. Por un segundo se quedaron congelados y creyeron que estaban alucinando, la lluvia les caía por todos sus cuerpos haciéndolos ver tentadores.

El primero en salir corriendo fue Alex, luego lo siguieron los demás, una luz blanca los cegó en el camino pero aun así corrían directo a ese único aroma que los enloquecía.

El río Allen se elevó como si un volcán fuera, de su tibia agua dejó en la superficie a cuatro mujeres, todas ellas estaban inconscientes.

Los hombres lobos se detuvieron, quedándose tiesos, miles de sensaciones les recorrían en el cuerpo.

A paso lento se acercaron con temor.

Alex y Axel creyeron ver a un ángel, Evan a un sol, Daniel, Chris y Lucas a la mujer más perfecta y por último, Maiden, Andrés, Nicolás y Federico a una estrella.

Los hermanos Mansilla se miraron y alarmados se acercaron a su mujer, se oían solo tres corazones latir más que el de ellos. Maiden fue el primer en reaccionar, se incoó al lado de su alma gemela y puso su oreja en su pecho para comprobar si estaban oyendo bien, al tener el rostro de su estrella a unos centímetros no pudo evitar que algunas lágrimas cayeran de sus ojos grises.

—Por fin — Pensó sintiendo la emoción de felicidad recorrer su cuerpo.

A ninguno les interesó nada de lo que estaba pasando en su entorno, estaban sumergidos en esas cuatro diosas. No les importó que el cielo pareciera romperse, que la lluvia los empapara y que el cielo resplandezca cada vez que un relámpago surgía.

Los hermanos Williams no esperaron más, el mayor de ellos cargó a su mujer y la abrazo contra su pecho para que sintiera el calor que desprendía su cuerpo, al sentir los brazos fríos de su "Perfecta", bajo la mirada a sus pechos donde se le marcaban sus pezones "No es momento" – Se regañó mentalmente al sentir como su parte baja reaccionaba ante esa imagen, el aroma que desprendía lo estaba volviendo loco, a los tres por igual.

—Tenemos que darle calor, se puede enfermar — le dijo a sus hermanos mirando a su perfecta, Chris y Lucas estuvieron de acuerdo, no querían que su mate se enfermara, por eso volvieron a su manada.

Evan Black no podía creerlo todavía, teniendo a su sol en su regazo acaricio su mejilla con lentitud mirando maravillado su rostro, un balbuceo salió de los labios de ella preocupándolo, se incorporó no sin antes tomar la mochila de su sol.

Los hermanos Moon no tenían palabras para decir, exquisita pensó Alex. La imagen que tenían era un delito, es un ángel pensaba Axel pasmado.

Para concluir, todos se dirigieron a sus hogares con el único pensamiento de velar a su Alma gemela.

¡No se olviden de votar! ❤

¡No se olviden de votar! ❤

Oops! Ang larawang ito ay hindi sumusunod sa aming mga alituntunin sa nilalaman. Upang magpatuloy sa pag-publish, subukan itong alisin o mag-upload ng bago.

¿Qué les pareció? 😊

El próximo capítulo va a narrar nuestro querido Alex. 

Serie Almas Gemelas: Ellos Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon