sᴇɴᴛɪʀsᴇ sᴏʟᴀ

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Me giré hacia Chifuyu y nuestras miradas se encontraron. Noté que estaba temblando levemente  y lo abracé como pude teniendo en cuenta de que aún sostenía al gato.

—¿Es es un sí...?— preguntó enterrando su cara en el hueco entre mi cuello y mi hombro.

—Sí.— respondí secándome una lágrima que corría por mi mejilla. Chifuyu suspiró aliviado y nos separamos.

—Baji,— ¿Baji...? Fruncí el ceño y vi como el peli negro salía del almacén de la tienda— llévate al gato, vendremos a recogerlo cuando estemos de vuelta.— dijo Chifuyu entregándole el gato a Baji.

—Felicidades, por fin alguien te hace caso.— se burló de Chifuyu y se fue con el gato en manos.

—¿Baji?— murmuré para mi misma pero al parecer Chifuyu me escuchó.

—Me ha ayudado a preparar esto.— aclaró cogiéndome de la mano para comenzar a caminar conmigo  siguiéndole el paso.— Muchas gracias por prestarnos la tienda, señor Sawamura.— agradeció Chifuyu al dueño antes de salir por la puerta.

—¿Vamos a casa?— pregunté viendo como se dirigía hacia su casa.

—Vamos a por mi moto.— respondió mirándome sonriente.— El día aún es largo tengo más sorpresas para ti.— sonreí inconscientemente y sentí el calor subir a mis mejillas, no sabía que Chifuyu podría llegar a ser así.

—Está bien.— hablé mirando al suelo.

—Shoko.— me llamó y levanté la cabeza para mirarlo.

Mhm.

Gracias.— ¿Y ahora porque me agradecía?

—¿Gracias...?— pregunté frunciendo el ceño.

—Por salir conmigo, gracias.— ¿me estaba dando las gracias por salir con él? eso causó que riera levemente. Le di un beso en la mejilla y hablé.

—No me tienes que agradecer, tu también me gustas a mi, también es un placer para mi salir contigo.— vi como se ruborizaba y asentía sonriendo aún.

—Ya hemos llegado.— anunció mirando al frente y encontrándose con su moto.
*
*

Había pasado alrededor de una hora cuando Chifuyu paró.

—Estamos aquí.— dijo moviéndose para que reaccionara. En el trayecto al parecer me quedé dormida.

Me enderecé y bajamos de la moto.

—Dame, yo cojo las bolsas.— me arrebató la bolsa y empezamos a caminar hacia dios sabe donde, porque yo no lo sabía.

Caminamos por un rato hasta que empecé a escuchar el sonido del agua y humo proveniente de detrás de una roca en frente nuestro que tapaba las vistas. Cuando pasamos la roca pude admirar las vistas.

—Fuyu...— hablé asombrada mirando al frente.

—Las mejores aguas termales naturales de la ciudad.— dijo admirando la vista el también.

Había una especie de mini cascada frente a nosotros y a un lado había flores violetas adornando el lugar. También había rocas en las que apoyarnos a un lado del agua el cual parecía estar caliente, justo lo que necesitaba.

—¿Vamos a poner las toallas?— yo asentí y entrelazamos las manos caminando hacia la roca que había a un lado del agua  y pusimos nuestras toallas ahi, era plana así que no hubo  ningún problema.

Cuando tuvimos puestas las toallas y las bolsas a un lado empezamos a quitarnos la ropa para quedar en bañador. Chifuyu ya llevaba el pantalón del bañador así que simplemente se quitó la camiseta dejando ver su cuerpo delgado pero ligeramente marcado. Miré hacia otro lado sonrojada y me quité el vestido quedando en mi bikini. Pude ver por el rabillo del ojo como Chifuyu tmabién apartaba la mirada, cosa que me hizo gracia.

—¿Entramos al agua?— pregunté acercándome a la orilla metiendo un pie en el agua. Estaba muy caliente y por lo que había oído eso era beneficioso para la salud. Chifuyu asintió ante mi petición y nos metimos poco a poco en el agua.

Al estar dentro me rodeé el cuello de Chifuyu con mis manos y el se apoyó en la roca detrás nuestro.

—Está siendo el mejor día de mi vida.— hablé mirándolo con una sonrisa inconsciente en mis labios.

—Me alegro de que te haya gustado.— me sonrió de vuelta y sentí como rodeaba mi cintura con las manos.

El agua estaba a una temperatura perfecta, estaba segura de que no había cosa más relajante en el mundo. Apoyé mi frente en el hueco entre su cuello y su hombro cerrando los ojos. Estuvimos así por un rato hasta que sentí un beso de Chifuyu en mi hombro. Seguramente estaba más sonrojada que nunca, ¿¡de verdad ese era Chifuyu!? Abrí los ojos lentamente y vi a Chifuyu observarme. Al conectar nuestras miradas el apartó la suya sonrojado.

—¡Lo siento si te ha molestado! ¡Ha sido Baji! ¡Me ha dicho que a las chicas les gustaba eso!— dijo alterado mirando en dirección contraria a donde estaba con un fuerte rubor en sus mejillas. Eso explicaba muchas cosas ... reí por lo bajo y Chifuyu se giró a mirarme de nuevo.

—No pasa nada, no me molesta, puedes seguir si quieres...— dije volviendo a cerrar los ojos lentamente. Sentí su mirada en mi unos instantes para después volver a sentir un beso de Chifuyu, esta vez en mi clavícula. 

Siguió repartiendo besos por toda la zone descubierta de mis hombros, cuello y clavícula. Sentí que me iba a dormir en cualquier momento. Sus besos eran suaves y cálidos, de vez en cuando sentía su respiración sobre mi piel y eso me causaba escalofríos. No podía estar más feliz. Bendigo el día en el que decidí ir a esa tienda de mangas buscando Namaikizakari, ese día cambió mi vida en muchos aspectos.

En ese entonces senpai seguía en mi mente y me desahogaba leyendo mangas Shōjo. Me sentía sola y creía que no encontraría a nadie que llenara el vacío que me dejó senpai pero entonces... conocí a Chifuyu. El me hizo ver que había más chicos increíbles y que el era uno. La forma en la que se sonrojaba, su extraño gusto por los mangas shōjo, como a veces no entendía mis bromas, su sonrisa, sus ojos celeste, sus peleas con Baji y la gente que conocí gracias a el. El me enseñó todo eso y yo no podía estar más agradecida con el. Pensar que ese chico tan increíble era el que me abrazaba por la cintura en esos momentos y repartía besos por mi piel me hacía ser la persona más feliz en el mundo.

Pensar en todo lo que hizo Chifuyu por mi y en lo sola que me sentía antes de conocerlo hizo que unas lágrimas amenazaran con salir de mis ojos. Acabé llorando en silencio sobre el hombro de Chifuyu.

—¿Shoko...?— murmuró sobre mi piel, pues el seguía repaetiendo besos por mi cuerpo. Seguramente se había percatado de las lágrimas que caían sobre su hombro.— ¿Estás llorando?— se enderezó, tomó mi rostro con sus manos y me miró frunciendo el ceño.

||readers; chifuyu matsunoKde žijí příběhy. Začni objevovat