ᴋɪᴍᴏɴᴏ

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Me encontraba en la tienda de la abuela Nekomata acompañada por Emma, necesitábamos dos kimonos para ir a visitar el templo y rezar por navidades. Estábamos bastante indecisas aunque la abuela Nekomata trataba de ayudarnos lo máximo que podía, al fin y al cabo era una mujer de ochenta y pico años que trabajaba en una tienda ella solita, era de admirar.  La verdad es que yo ya tenía varios kimonos en casa—dos míos y los de mi madre y mi hermana que podía usar prestados—pero me apetecía algo nuevo. Además de eso, aún estábamos a principios de diciembre y el día en el que luciríamos nuestros kimonos sería el treinta-y-uno, faltaba un poco menos de un mes.

—¿Que te parece este?— dijo Emma enseñándome uno rojo y dorado.

—Te quedará genial, oh, puedes hacerte un recogido así...

CHIFUYU

Pasaba por el centro yendo de camino a encontrarme con Baji cuando vi en una tienda a Shoko acompañada de Emma. Llevaba un kimono rosa con blanco que la hacía parecer una muñeca. Su pelo castaño claro resaltaba y se veía muy feliz. Emma por su parte también estaba muy linda, llevaba un kimono rojo con dorado y se miraba al espejo a un lado de Shoko. Parecían salidas de una antigua leyenda Japonesa, ¡si! ¡una de esas ilustradas que me enseñaba mi madre! Me quedé mirándolas por un rato hasta que me di cuenta de que estaba parado en medio de la calle mirando dentro de una tienda de kimonos, ¿que mierdas me pasaba? Seguramente la gente me estaba mirando raro así que decidí sacudir mi cabeza para liberarme de todos los pensamientos en mi cabeza y caminar de nuevo hacia donde había quedado con Baji.

SHOKO

—Oh, ¿Que miras tanto?— preguntó Emma al ver que no apartaba la mirada de la salida de la tienda. Volví al mundo real y miré a Emma que se encontraba detrás mío atándome bien el kimono ya que se había soltado.

—Nada, solo... juraría haber visto a Chifuyu justo ahi.— murmuré señalando el lugar donde, según yo, lo había visto mirarnos.

—¿Que..?—Emma miró hacia donde había indicado.— Creo que te imaginas cosas, Shoko.— habló suspirando.

Supuse que había sido una imaginación mía y volví a concentrarme en elegir un kimono.

—¿Ya estáis listas, niñas? Dejar que os vea la abuelita.— oí decir a la abuela Nekomata que recién salía del almacén de la tienda.
*
*
Al final me lleve un kimono completamente diferente al que probé en un inicio, pero no me arrepentía para nada de mi compra. Caminaba junto a Emma, cada una llevaba su bolsa en mano y explicaba que peinado y maquillaje quería usar. Al fin y al cabo, decidimos que nos prepararíamos juntas en su casa llegado el día pero éramos jóvenes y demasiado impacientes para esperar al día y poder lucir nuestras vestimentas tradicionales. Llegadas al punto en el que teníamos que coger direcciones opuestas nos despedimos y cada una caminó hacia su casa en solitario.

Al llegar frente a mi casa abrí la puerta y entré presumiendo mi nuevo kimono. Subí y me cambié la ropa que llevaba por un pijama acomodandomenpara hacer cualquier cosa con tal de matar el tiempo.

Me encontraba viendo una serie en mi cuarto cuando sonó mi teléfono. Era el número de Chifuyu. Cogí el teléfono y escuché.

—¡Shoko!— era la voz de Baji, parecía agitado pero escuchaba sus risas al otro lado del teléfono.— ¡Chifuyu cree que te ves muy linda en tu kimono!

¡Baji, devuélveme mi móvil!— ese era Chifuyu, lo escuchaba quejarse de fondo.

A ver si llegas, enano.— no pude evitar reír ante la broma de Baji, pues le sacaba unos centímetros a Chifuyu.

||readers; chifuyu matsunoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant