ᴠᴜᴇʟᴛᴀ ᴀ ᴄʟᴀsᴇs

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Pasaron tres días desde año nuevo, es decir, ya era tres de enero. Desde que tuve esa conversación con Chifuyu al venir a dejarme a mi casa estuve un tanto confundida, pues aún no sabía a que se refería con "darse cuenta". ¿De que se había dado cuenta?, esa pregunta rondaba por mi mente a diario.

La única persona relacionada con la ToMan con la que hablé fue Emma, y por ende, Mikey.

—Disfruta un poco, chica, no te amargues así por estar confundida.— dijo Emma tirándose a un lado mío en el sofá.

-¿Porqué está confundida Sho-chan?— le preguntó Mikey el cual estaba a mi otro lado. Le lancé una mirada asesina, pues sabía que le preguntaba a Emma porque era de cotilleo fácil y probablemente se le iría la lengua. El me miró con burla y antes de que Emma pudiera responder la interrumpí.

—Porque no se de que color comprar mis nuevos calcetines.—dije guiñándole un ojo a Emma.

—Oh, si, claro, los calcetines....—me guiñó un ojo de vuelta para nada disimuladamente.

—De todas formas, puedo aconsejarte, mis consejos son de lo mejor.—habló el rubio poniendo sus brazos tras su cabeza y recostándose en el respaldo del sofá con una bolsa de patatas sobre sus piernas cruzadas.

—¿Ah si..?—pregunté mientras tomaba una patata de la bolsa aprovechando que Mikey había cerrado los ojos. Pero antes de que pudiera sacar la mano de la bolsa Mikey me dio un manotazo.

—Ni lo sueñes.—habló abriendo los ojos y volviendo a su posición inicial.

—Comparte.

—No.

—Si.

—No.

*

*

El día llegó. Día 5 de enero, regreso a clases.

Ese día hice mi rutina habitual de las mañanas y cuando estuve lista salí de casa despidiéndome de mi madre y de mi hermana menor que entraba a clases unos días después ya que cogió un resfriado en año nuevo. Hice la ruta que hacía cada día cruzándome con Baji y Chifuyu en el mismo lugar de siempre. Todo era lo habitual, no había nada fuera de lo común ese día excepto dos cosas, la primera: obviamente era el primer día de clases después de casi un mes sin pisar el aula y... la segunda: era la primera vez que veía a Chifuyu después de año nuevo y después de sus palabras la última vez que lo vi estaba totalmente confundida.

Al llegar al lugar de encuentro que teníamos los tres paré antes de llegar observándolos a la distancia y tragando hondo para calmar un poco los nervios que sentía por ver a Chifuyu   de nuevo. Al verme, Baji sacudió la mano y me hizo un gesto para que me acercara arruinando así mi momento de paz interior. De todas formas, caminé hacia ellos y los saludé.

—Hola, chicos.— hablé con una sonrisa.

—Hola, Shoko.— saludó Baji también con una sonrisa.

—Hola.— dijo Chifuyu a su lado. Cuando habló el pendiente que le regalé hizo ruido al Chifuyu ladear  la cabeza y se llevó mi atención, lo miré y sonreí al saber que aún llevaba mi regalo de navidad al igual que yo.

—¿Vamos?— rompió el silencio que se había formado Baji. Asentí y comenzamos a caminar. Chifuyu estaba al lado izquierdo de Baji y yo a su lado derecho quedando Baji entremedio de nosotros dos, cosa que por una parte agradecí y por la otra no.

Los dejé conversar y yo me metí en mis pensamientos ignorando el ambiente a mi alrededor. Últimamente todo lo que me atormentaba eran las palabras de Chifuyu y al empezar la escuela, afortunadamente,  tendría otras cosas sobre las que pensar y no me comería tanto la cabeza con él, cosa que me hizo feliz. No me di cuenta cuando llegamos frente a mi preparatoria hasta que Baji habló.

—Shoko, ya hemos llegado.— dijo pasando la palma de su mano frente a mi cara despertándome así de mi trance. Levanté la mirada que hasta ahora había permanecido en el suelo y me di cuenta de que sí, estaba frente a mi preparatoria. Me giré a mirarlos a los dos y sonreí antes de hablar.

—Muchas gracias por acompañarme, ¡Nos vemos!— avancé hasta llegar a dentro de la preparatoria encontrándome como de costumbre a Mika y Akane.—¡Mika!— corrí a abrazarla ya que no había podido durante todo este tiempo en el que había estado fuera del país.
*
*

El día de clases pasó rápidamente ya que la primera semana después de vacaciones solían ser tranquilos, eso significaba que tendría unos días de calma aunque hubiera vuelto a la rutina.

Me puse mis zapatos de ir por la calle de nuevo y me despedí de Mika y Akane en la entrada ya que ellas tenían club de artes esa tarde y al ser yo una negada a todo lo relacionado con pintar tenía la tarde libre ya que no me inscribí a ese extraescolar. Salí de la escuela dirigiéndome a casa cuando vi a Chifuyu apoyado en un coche frente a la entrada de mi preparatoria  con su bolsa de la escuela sobre su hombro.

Me paré en seco observándolo, llevaba su uniforme puesto con la corbata ligeramente suelta, tenía los ojos cerrados y permanecía apoyado en el coche con sus manos metidas en los bolsillos del pantalón de su uniforme . Me acerqué hasta quedar frente a el y cuando notó mi presencia abrió los ojos lentamente.

—Fuyu...— hablé rompiendo el silencio.— ¿Has venido a recogerme?— pregunté extrañada. El asintió y yo fruncí el ceño.— ¿Pasa algo...?

—No.— respondió enderezándose separando su espalda de la puerta delantera del coche en el que anteriormente estaba apoyado.

—¿Y porqué has venido a recogerme?

— Solo... te noté distraída esta mañana y decidí venir a verte. ¿Tiene que haber alguna otra razón?— preguntó él está vez. Yo negué con la cabeza y sonreí de nuevo.

—¿Me acompañaras a casa?— el asintió.— Entonces... ¿vamos?

—Si.

Caminamos en silencio por un rato hasta que decidí hablar.

—Fuyu...— lo llamé haciendo que se girara a mirarme, en cambio yo, mantenía mi mirada al frente.

Mhm

— Verás...— pensé en las palabras correctas para la situación.— ¿De qué te diste cuenta en año nuevo?— ya era hora de deshacerme de esa pregunta que no salía de mi cabeza así que fui al grano directamente. Por el rabillo del ojo pude ver como apartaba su mirada de mi y la dirigía al frente de nuevo.

—No me veo capaz de decirlo en voz alta...— giré para mirarle y vi que tenía un ligero sonrojo sobre sus mejillas. Cuando volví mi mirada al frente ya estábamos frente la puerta de mi casa.

—Si no puedes decírmelo hablando busca otra manera hacerlo.— le sonreí y sacudí mi mano en forma de despedida. Cuando me dispuse a abrir la puerta, antes de que girara el pomo Chifuyu tomó mi brazo libre girándome para mirarlo.

—¿Quieres que te lo demuestre?— preguntó. Yo asentí y lo vi respirar hondo mientras cerraba los ojos, probablemente se estaba mentalizando.

Antes de que pudiera siquiera reaccionar, los labios de Chifuyu ya estaban sobre los míos formando un beso suave. Al principio abrí los ojos como platos y me costó corresponder pero cuando procesé que Chifuyu me estaba besando de verdad cerré los ojos por instinto y correspondí posando mis manos en sus mejillas.

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