ᴘʀᴏᴘᴜᴇsᴛᴀ

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Sentí como Chifuyu sonreía sobre mis labios y sonreí también antes de separarnos. Al separarnos, abrí los ojos encontrándome con un Chifuyu ligeramente sonrojado, aún así, seguramente no era el único ya que yo también sentía mis mejillas arder. Nos habíamos separado del beso pero yo aun mantenía mis manos en las mejillas de Chifuyu, el cual, antes de hablar, tomó una de mis manos que reposaba en su mejilla izquierda  y respiró hondo.

—Yo...— comenzó a decir. Lo escuché atentamente mientras hablaba tratando de enfocarme en sus ojos en vez de en sus labios ligeramente enrojecidos por el reciente beso.— Como senpai y tu teníais un lugar especial...

—Fuyu, no se de donde te viene esta repentina obsesión con senpai pero, ¿puedes no mencionarlo? por favor.— dije suspirando. No era como si senpai me trajera malos recuerdos pero sentía como que le había causado una nueva inseguridad a Chifuyu con ese chico. De todas formas, el asintió ante mi petición y siguió hablando.

—¿Querrías tener una cita conmigo y así crear nuestro propio lugar especial?— preguntó yendo directo al grano. Yo sonreí de oreja a oreja y apreté su mano que aún sostenía la mía.

—¡Claro que si!— exclamé antes de saltar a abrazarlo. El me correspondió el abrazo y hundió su cara en el espacio entre mi cuello y mi hombro.

—Mañana por la mañana me desharé de Baji para tener un tiempo a solas y poder decirte los detalles durante el camino a la preparatoria.— habló al separarnos del abrazo. Yo asentí y le di un beso en la mejilla antes de avanzar hacia la puerta de mi casa de nuevo.

—¡Hasta mañana!— sacudí mi mano en forma de despedida y me adentré en casa.

Apoyé mi espalda en la puerta ya cerrada y di un largo suspiro cerrando los ojos.

Chifuyu me había besado...

¡CHIFUYU ME HABÍA BESADO!

Volví a enderezarme y dejé mi bolsa de la escuela en el recibidor junto a mis zapatos para seguidamente caminar hacia la sala de estar donde se encontraba mi madre.
*
*

Al día siguiente me encontraba caminando hacia el punto de encuentro de siempre esperando encontrarme solamente con Chifuyu ya que ayer me dijo que encontraría la manera de hacer que estuviéramos solos y pudiera decirme los detalles sobre la cita. Cuando lo vi a lo lejos lo saludé sacudiendo mi mano y el hizo lo mismo.

—Hola, Fuyu.— hablé sonriente cuando estuve frente a el.

—Hola.— me sonrió de vuelta.—¿Vamos?— yo asentí y comenzamos a caminar en dirección a nuestras preparatorias.

—Entonces... ¿Qué pasa con la cita?— pregunté emocionada. Desde hacía un tiempo cada vez que veía a Chifuyu el pulso se me aceleraba y sentía un cosquilleo en el vientre, esos síntomas no dudaron en aparecer desde que lo vi a lo lejos al llegar.

—Ya tengo pensado un lugar, vendré a recogerte el sábado después de comer a tu casa. Ah, y tráete un bañador.— respondió mirándome con una sonrisa ladina. Yo abrí los ojos más de lo habitual y sonreí ampliamente.

—¿!Vamos a un lago?!— el negó con la cabeza.— ¿!A la playa?!— volvió a negar.— ¿!A una piscina?!— el negó y yo fruncí el ceño.— ¿Un jacuzzi...?— pregunté esta vez extrañada.

—Es sorpresa así que no te lo diré de todas formas.— dijo aún con una sonrisa de lado adornando su rostro.

—Soy muy impaciente.

—Lo sé.

—Te atormentaré a preguntas hasta que llegue el día e incluso hasta que lleguemos al lugar.

||readers; chifuyu matsunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora