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Frente a Kun se hallaba un grupo enorme de personas vestidas de negro. No reconocía a nadie que fuera de su escuadrón, así que estaba algo perdido.

—Buenas tardes a todos —la voz rasposa del hombre frente al micrófono sacó a Kun de sus pensamientos—. Se preguntarán quienes somos y yo como buena persona les diré... Vinimos a vengar a nuestro hermano, Kunpimook o como se hacía llamar, Bambam.

Ten estaba atrapado por dos tipos, mientras uno le cortaba la respiración.

—Así que esperamos que disfruten del espectáculo.

Todas las personas que Kun conocía de la empresa apuntaban a los demás con armas, Chittaphon tenía ambas manos ocupadas con sus armas y Johnny le cubría la espalda con otras dos. Chenle y Jisung estaban cerca de él y le sonrieron con tristeza, pidiéndole perdón en silencio. Nadie quería que el mayor fuera testigo de semejante espectáculo.

Kun sabía que debía hacer. Marcó con su teléfono el número de Erick y luego se escabulló entre las personas, intentando llegar a Ten.

—Vaya... —dijo el hombre que tenía el micrófono—. No sabía que la policía estaba infiltrada en esta mierda, lo hiciste bien, chico. Ni siquiera te noté.

Ten miró a Kun horrorizado.

— ¿Qué puedo decir? Fue fácil, nadie notó nada —sonrió falsamente, intentando parecer tranquilo—. Ni siquiera uno de los hackers... me sorprendí a mí mismo.

— ¡Kun cierra la puta boca! —le gritó Ten con dificultad.

—Lo siento, cariño. Pero es la verdad —el tipo con el micrófono le aplaudió complacido.

—Debe sentirse de la mierda ser traicionado una vez más por tu novio... te gusta sufrir, ¿no?

Ten comenzó a llorar con ira, no podía creer lo que oía y tampoco quería hacerlo. En ningún momento dejó de mirar a Kun.

—Dime, ¿qué harás ahora que te atraparon? ¿Huir?

—Primero debo deshacerme de todos ustedes, ya veré que hago después.

La sonrisa que portaba aquel hombre se esfumó, lanzando el micrófono lejos. Sacó un arma de su bolsillo y le apuntó a Kun desde la distancia.

El ruido desde fuera se hizo presente y más personas llegaron al salón de eventos. Erick y un montón de policías llegaron disparando a diestra y siniestra, Kun esperaba que no le dieran a ninguno de los chicos.

— ¡Leo! —gritó Erick, lanzándole el arma a las manos.

Kun la atrapó en el aire y le dio a los chicos que tenían a Ten. Luego apuntó al hombre frente a él, pero este fue más rápido y llegó hasta Ten, apuntándole en la frente.

—Suéltalo.

—No me digas... —se rió divertido—. ¿Es acaso esto una broma? —Ten no entendía—. ¿Te enamoraste de tu objetivo? Que mierda más cliché. Creí que la policía hacía mejor su trabajo. Tienes pésimo gusto, chico.

—Cállate —los que estaban con el tipo estaban en el suelo, muertos. Ningún trabajador de Ten estaba muerto, gracias a cualquier cosa que los salvó.

Kun se acercó lentamente. — ¿Qué harás si lo mato en tu cara? ¿Llorarás? ¿Te suicidarás?

—No lo toques...

Johnny le dio un tiró en la mano que portaba el arma y la botó por el dolor. Kun se acercó, alejó a Ten de él y le puso el arma en la cabeza.

—Así que a pesar de que él los traicionó, siguen ayudándolo.

—Ni mierda, lo hice por Ten —escupió Johnny con odio.

Kun lo entendió.

—Por favor Kun, dime que no es cierto —lloró con dolor—. Dime que todo lo que has dicho es mentira, que no eres lo que él dice que eres.

—Lo siento —lo miró con tristeza—. Lo siento mucho, Ten.

Una luz roja se posó en la cabeza de Ten y los reflejos de Kun fueron más rápidos que cualquiera. Empujó a su novio lejos, quedando él en su lugar, al segundo fue disparado tres veces en la espalda. Kun con el poco aliento que le quedaba mientras caía, le disparó al tipo, matándolo en un segundo.

— ¡Kun! —gritó Ten corriendo hacia él.

—No... no vengas... —con dificultad lo miró—. Perdoname, Ten. Por todo lo que te he hecho pasar y por las promesar que no pude cumplir...

—No digas eso, te perdono por esto. Te perdono por todo, solo no me dejes.

—Te amo. Te amo mucho... —el brillo en los ojos de Kun que alguna vez tuvo comenzó a desaparecer—. Te amo tanto.

— ¡Qian Kun no me hagas esto! —Ten no obedeció a Kun y corrió hacia él mientras lloraba—. No me hagas esto...

Las ventanas se quebraron con la siguiente ronda de disparos, atravesando al rubio por la espalda. Chittaphon gritó con dolor.

— ¡Ten! —el rubio y el pelinegro se miraron por última vez.

—No te vayas sin mí, Kun —los ojos del mayor se cerraron mientras su mano le acarició el dorso de la mano—. Kun...

—Te amo, Ten —fue lo último que su aliento le permitió, apagando su luz para siempre.

— ¡No! —Ten aun no se daba cuenta de sus heridas, seguía llorándole al cuerpo inerte de su amor—. No me hagas esto... Qian Kun, vuelve, regresa conmigo. Vamos a casa, León y Louis te extrañan...

La habitación estaba en silencio mientras Ten lloraba a su novio por última vez.

La ambulancia llegó rápidamente, pero ya era tarde para ambos. Ten perdió la vida después de minutos de perder al amor de su vida.

Ten nunca supo lo que aquella carta decía y Chittaphon tampoco quiso leerla, solo la quemó, junto a todas las cosas que Kun y su hermano compartían. Louis y León pasaron a ser suyos.

Q̶u̶e̶r̶i̶d̶o̶A̶m̶a̶d̶o̶... Ten:

Lamento haberme marchado de la noche a la mañana, no mereces la traición que hice y espero que con el tiempo me odies hasta la muerte. No quiero que llores por mí, pero no te preocupes, yo lloraré por ti día y noche, porque quizás no me creas mientras lees esta carta o quizás la lanzaste o quemaste, pero... yo realmente te amo y todas las palabras que dije eran verdad...las promesas que hicimos me dolieron tanto que hasta el día de mi muerte no dejaré de llorarles.

Mereces amor, Ten. Alguien que te ame tanto, por ser tú, no salgas con gente que te da mala espina y tampoco con tus secretarios, de alguna manera me pondría muy celoso, aunque no soy nadie para decirte que hacer...

Diablos, realmente te amo. Pero ódiame tanto como gustes, deséame la muerte, pide mi cabeza a algún asesino o búscame en China, ahí te recibiré encantado, esperando que me asesines como se debe hacer con los traidores...

Ah mierda... esto realmente duele...

Había restos de lágrimas en aquella carta que nadie leyó.

Gracias por mostrarme el amor... gracias por amarme y perdón por lo que hice. Te mereces todo, no creas que no.

Sé que tu trabajo no es muy bueno, sé que no trabajas como empresario o al menos eso es solo una tapadera. Pero no importa...no soy quien, para juzgar, estoy seguro que no soy inocente de nada.

Te amo, Ten Leechaiyapornkul. Para siempre y por siempre, Kun, Qian Kun. El idiota que le rompió el corazón al amor de su vida.

~Fin~

T.O.T.G.A. /KunTenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora