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Las personas comenzaron a marcharse, quedando muy pocos en el antiguo edificio. Ten debía esperar un par de días más para poder destruir todo. La grúa que siempre contrataba estaba en reparaciones, ya que usualmente se mudaban cada seis meses.

Chittaphon había comenzado a ir diariamente a saludarlo y visitar a Kun, dándole comidas y cosas bastante costosas, que por supuesto el mayor rechazaba cordialmente.

–Sabes, Kun... siento que mi hermano ya no quiere seguir con su extraña relación y me está dejando el puesto libre... ¿Qué dices si tú y yo, después del trabajo vamos a comer algo por ahí?

El escritorio de Kun se había vuelto el asiento del rubio sin que el mayor se diera cuenta. Ahora mismo Chittaphon lo miraba divertido, acariciándole el cabello.

–Debo pensarlo... quizás el señor Ten se enfade...

Ten salió de su oficina, no lucía como si quisiera arrancarle la cabeza a alguien, solo los miró a ambos y salió del lugar dejándolos solos.

Chittaphon sabía lo que pasaba. Lo mejor sería que Kun se fuera con él... podrían irse de vacaciones a alguna playa... deseaba tanto ver al mayor sin la camisa blanca que siempre llevaba.

– ¿Por qué no vamos a comprar ropa? Parece que solo tienes una camisa, que por cierto huele delicioso.

Kun rió. –Señor Chittaphon, ¿quiere que me despidan? Sería muy poco ético de mi parte salir con el hermano de mi jefe...

– Pero, ¿si puedes besarlo a él? También soy tu jefe, aunque no lo parezca... La C en T&C es su nombre y el mío. Es muy poco original, pero no se nos ocurrió nada más interesante.

–No tenía idea, la verdad es que es algo ingenioso, creí que era algo más complicado...

–Kun, realmente eres un sol...

Ten volvió veinte minutos más tarde, con otra ropa y sus manos vendadas, Chittaphon se dio cuenta de todo, esperando que el mayor no. Las cosas en el edificio parecían tranquilas a la vista de personas que no estaban involucradas en el verdadero negocio, pero para ambos hermanos estaban casi con las manos atadas. Su bando rival había vuelto de Tailandia a cobrar venganza, querían quitarle el territorio y por supuesto, quitarles la vida a ambos hermanos.

Es por eso que se mudaban de edificio cada seis meses, aunque eso dependía de lo que sucediera.

Últimamente la policía había estado en todos los lugares donde ellos se encontraban y Chittaphon sospechaba de muchas personas.

–Kun...

–Dígame.

–Si alguna vez tienes que matarme, hazlo, ¿de acuerdo? –Kun miró a Chittaphon sin entender nada–. No quisiera que alguien más terminara con mi vida...

–Señor Chittaphon no diga eso, ¿por qué su vida acabaría de esa manera?

El rubio solo pudo acariciarle el cabello a Kun, intentando tranquilizarse.

¿Por qué había tenido la idea de pasar más tiempo con el pelinegro? Ahora mismo se había encariñado demasiado.

–Solo promételo, por favor.

–Pero no quiero hacerlo, señor. Me pondría muy triste si su vida terminara... es usted una persona bastante amable y divertida, lo considero como un amigo.

Chittaphon y Ten eran sensibles. Locos y asesinos, pero sensibles. Así que el rubio no pudo evitar lanzarse a los brazos del pelinegro mientras lloraba en silencio. Kun intentó mirarlo a la cara, pero él no quería ser visto con lágrimas en su rostro.

T.O.T.G.A. /KunTenWhere stories live. Discover now