Suguro Geto (2)

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El tiempo ya había transcurrido, deslizándose entre los días que pasaban sin afan. Caminaba tranquilamente por las instalaciones que el ducado le había otorgado al grupo del que era parte. Gracias a sus habilidades y también a Geto, consiguió escalar rápidamente llegando a estar incluida en una de las ramas más importantes de grupos defensores que servían a la zona sur del imperio. T/N estaba tan satisfecha que no podía pedir mucho más, incluso el trabajo complicado parecía ser una bendición para ella.

Estaba cómoda en su espacio de trabajo, con las tareas que se le daba, lo único con lo que estaba en desacuerdo, era con sus colegas. Habían algunos cuantos idiotas que pensaban acercarse con intenciones inapropiadas solo porque las brujas tenían fama de ninfómanas prostitutas, cosa que estaba alejada de la realidad. Las brujas regularmente llevaban ropa ligera debido a que su cuerpo funcionaba como catalizador a su poder, cosa que algunas prendas demasiado cerradas terminaban por bloquear el flujo de poder y estropeaba la productividad, la ropa ligera o ajustada funcionaba en base a utilidad, eventualmente cuando se borra la vergüenza de la exposición, la mayoría de las brujas se formaban como mujeres seguras de sí mismas, cosa que resultaba verse en algunas ocaciones coquetas o demasiado desafiantes y eso parecía encender el instinto animal de los hombres.

Principalmente debía lidiar con Arthur, el hijo del capitán en jefe, era un imbécil con demasiadas mujeres a su disposición, quién de algún modo lograba convencerlas de hacerle favores para subirles el rango. Por supuesto Arthur también le ofreció un poco de sus favores, sin embargo se negó rotundamente, no porque fuese diferente a las demás, sino porque el éxtasis que ya había experimentado con Geto había sido lo suficientemente importante como para marcar de por vida el sentimiento. Aquel hermoso hombres que exuda sensualidad por cada poro de su cuerpo, quién se revolvió en sus sábanas, le ofreció educadamente un trato caliente y de hundió y lamió su flor cómo una fruta madura y jugosa, esas eran cosas que no podía reemplazar, aunque el toque con Geto era ínfimo, pues la mayoría del tiempo estaba como una serpiente.

Más allá de los momentos incómodos, t/n no tenía nada de lo que quejarse, el lugar era tan grande que era casi extraño que se topará con personas indeseables, si tan solo eso siguiera así.

Al entrar a la biblioteca, lo primero que hizo fue caminar por los pasillos formados por los bibliotecarios hasta encontrar lo que necesitaba. T/N se acercó, el libro estaba en lo más alto, cosa que podía no esforzarse y pedirle a Geto que subiera y empujara el libro por ella, sin embargo, estaba profundamente dormido enroscado en su cuello. T/N tomó la escalera deslizante y subió para tomar el libro, sin embargo se pasmo al sentir una mano empujando suavemente su trasero. Giro rápidamente para notar a Arthur quién parecía completamente cómodo con lo que hacía.

-Hoy llevas medias completas, buen detalle. -Canturreo feliz, mientras ella apartaba su mano molesta y bajaba de las escaleras. -Aun tan arisca ¿No lo pensaste ni un poco?

-No. -Paso a su lado sin mirarle, con el libro completamente abrazado a su pecho.

-Eres testaruda ¿No sabes lo que te beneficia esto? -T/N no le prestaba atención en lo absoluto, él caminaba detrás de ella esperando un poco de atención. -Te estoy ofreciendo estar en uno de los puestos más altos del equipo.

-No me interesa. -Dejo los libros sobre la mesa, firme, sin titubear ante sus palabras. Arthur se colocó del otro lado al frente de ella.

-Escucha, ahora mismo con las mujeres de tu calaña, nadie quiere tenerlas cerca. No sólo te ofrezco un mejor trabajo, sino también la mejor noche de tu vida. Piénsalo muy cuidadosamente. -Su sonrisa egocéntrica se llevo toda la atención y rabia que había contenido hasta el momento.

No podía cambiar la fama que se había ganado por el estereotipo al ser una bruja, pero tampoco podía soportar el solo hecho de estar siendo acosada. Geto, quién había permanecido calmado en todo momento, se deslizó fuera de su cuello y bajo por su brazo hacia la mesa, cuando la biblioteca retumbó ante el eco de la enorme puerta siendo cerrada. Sus grandes y brillantes ojos le miraban de forma expectante. Aunque Geto había pasado bastante tiempo con ella, siempre había preferido ocultar el hecho de su acoso constante pata no causarle problemas, sabía que algún día se iba a dar cuenta y ese mismo era el día. Rápidamente un humo espeso cubrió el pequeño cuerpo vertebrado dando paso a una forma más grande.

𝔼𝕣𝕠𝕥𝕚𝕔 ℙ𝕝𝕒𝕔𝕖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora