¿Qué tipo de novia vende a su novio de esa manera a otra mujer? ¿Buscaba que lo deseara o que me enamorara de él?

Pero lo cierto era, como saben, que si. Ashton me encendía, sin embargo... si no me gustaba que hablaran de mi como un puto producto en venta, tampoco que lo hicieran con otra persona. Además no se podía llamar tensión sexual cuando las ganas vienen solo de un lado. 

—No estoy interesada, Ailyn —solté al tiempo que me ponía de pie —. Voy a subir las horas de reuniones e intentar que él prospere, pero no voy a ser una prostituta que se acuesta con tu novio para que a ti no te coma la culpa por hacerlo con otros.

Rió, sin el mínimo humor y me observó con molestia.

Esa era la expresión con la que se la veía siempre. Les dije, muy simpática si. Hipócrita.

—No es culpa, creí que tendrías la mente más abierta.

Negué y tomé mi bandeja para decir lo último e irme de allí.

—La tengo, lo que me molesta es que vengas a mi ofreciéndome a Ashton como un producto de catálogo para sacartelo de arriba —mordí mi labio conteniendo la rabia —.Si tu novio te resulta molesto, vas y lo hablas con él. No tratas de conseguirle una amante.

Sin esperar respuesta de su parte y sintiendo su mirada clavada en mi nuca, me fui de allí.

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Sorbí por el sorbete...

Bueno, tomé un poco del batido natural que nos preparó Annaí y estiré mis piernas en la silla reposera. Daymond tenía sus pies metidos en la piscina y con piezas de laptop a su alrededor. Annaí había tenido un problema con ella y Day trataba de arreglarla, cosa que conseguiría, porque lo que tenía de insoportable, lo cargaba de inteligente.

Su cabello azul estaba mojado y tenía la espalda roja por el sol, desventajas de que fuera tan blanco.

—Luego de eso me dijo que yo no tenía la mente abierta —seguí contándoles sobre mi charla a la hora del almuerzo con Verduga —. ¿Yo? Yo tengo la mente muy abierta, pero que no me quiera meter gato por liebre.

Annaí suspiró a mi lado, estaba acostada en la reposera contigua a la mía, con unos lentes de sol en forma de corazón y con reflejo rosa, combinando con su bikini también rosa, y traía en cabello suelto pegado a sus hombros y espalda por el agua.

—Lo de esa chica es Nefasto, tan buena que se ve —fruncí el ceño pero no me vio, le veía los ojos cerrados bajo los lentes ya que estaba boca arriba.

—¿Buena? Si parece el diablo personificado.

—A mi siempre me pareció simpática —comentó Daymond sin observarnos.

Me incorporé en la silla y dejé el vaso a un lado.

—¿Soy la única a la que siempre le cayó mal? No puedo creerlo —bufé.

—Sacando el tema de si Ailyn es simpática o no —rió divertido Daymond —. Tienes pase libre para tener sexo con Carter y no sentir culpa.

—¡No quiero tener sexo con él! —me quejé.

—Solo fue un sueño, Daymond —me apoyó An —. No va a arriesgar su trabajo por copular con Ashton.

Daymond nos observó a ambas de manera seria, con una de esas miradas que intimidan si vienen de un hombre. O quizás solo me pasaba a mi.

—Yo creo que si se da que tengas algo con Ashton, lo tomes. Nunca has estado tan insistente con un hombre, quizás hacerlo hará que pierdas el interés. Además al hacerlo se te acabarán las fantasías porque no será bueno... —se arrepintió en el instante de decir aquello y me miró mal —¿Ven? Por eso no debemos hablar de tus clientes, yo no tendría que estar enterado de su problema.

La consejera sexual de Ashton| EN FÍSICOWhere stories live. Discover now