No denuncie aquello. No soportaba la idea de que la gente pudiese ver lo sucio que me sentía. Tampoco quería provocar que me castigaran por haber incumplido una ley, aunque yo fuese una víctima.

Desde ese momento apoye esa ley, y odie al hombre que amara a otro. También decidí dejar crecer mi cabello para que esté cubriera mi nuca y detrás de mis orejas, para que tapara las heridas que yo creía estaban ahí a la vista del mundo.

Todo cambio para mí: deje de ser feliz, deje de ser amistoso y deje de querer ver a la entre. Ya no salía, ya no hablaba y mi carácter se había vuelto tan horrible que alejó a todos de mí.

Las personas prefieren alejarse en vez de preguntar qué te sucede, y pude darme cuenta mientras pasaba por el peor momento de mi vida y nadie pregunto por mi salud mental. Fue más fácil esparcir rumores de que no soporte la vida de adulto, o que no conseguía novia. Todos empezaron a mirarme extraño y a apartarse de mí.

No resistí tanta presión y por eso me fui del país.

Me fui a estudiar fuera creyendo que todo mejoraría, pero aún faltaba un pedazo de karma que me tocaba pagar. Aún me pregunto qué habré hecho para merecerlo, la respuesta jamás llegaba y es que yo no he sido malo en lo absoluto.

Dos meses después de mi llegada, un tipo de mi edad se hartó de que le ignorase cuando él hacía alguna payasada. Le harto ver que yo no reía cuando molestaba a alguien y mucho menos soporto ver que mi inteligencia era mayor a la suya.

Por eso decidió que yo me reiría si la golpiza era para mí.

Fue tan fuerte que estuve en la enfermería varios días. Supe que él esparció el rumor de que yo me le fui encima, y todos le creyeron, después de todo tengo un mal carácter. Ese hombre causó que mi visión se estropeara y por ende, tuve que conseguir anteojos. Intento molestarme nuevamente una vez salí, esta vez no se salió con la suya y pude probar que él me había golpeado. Fue expulsado de la universidad y al fin todo pareció ir mejor. Pude regresar a mis clases, Aunque hora debía sentarme delante. Tenía buenas calificaciones, recibía halagos de los maestros y las personas solían felicitarme por mi buen desempeño.

Al regresar a mi natal Nagoya, mi padre enfureció por no haber estudiado lo que quise. No me importo en lo absoluto, no me importo porque él no había soportado lo que yo, y merecía tener algo que me hiciese feliz.

Regresé a la escuela, verla nuevamente me trajo el amargo recuerdo, pero decidí ser más fuerte que eso, que él, y me dieron el empleo. Kurokawa solía estar pendiente de mí, él había sido mi salvador aquella vez y jamás podré terminar de agradecerle.

Ese hombre jamás regresó por mí, y me asustaba a la misma vez que me traía alivio.

Tetsuhiro creía que yo no me daba cuenta que él solía ir a verme dar clases. Su mirada era tan intensa que yo volteaba para verle rápidamente, me asustó el pensar que era él quien había abusado de mí, pero no, teníamos casi la misma edad y él era mucho más chico cuando paso. Me terminé acostumbrando a tener aquel, para mí, acosador inofensivo.

Luego Tetsuhiro empezó a meterse más a mi vida. Salíamos y comíamos juntos, caminábamos juntos y hablábamos por horas. Me había dado cuenta que ese chico era un ángel de persona y por eso no pude ser cruel con él como lo era con los desconocidos.

Ya había pasado un mes y poco más desde que empezó esta amistad.

Tenía la manía de tomarme por las muñecas o acercarse mucho, siempre le he dicho que odio eso, pero jamás me escucha. No me gusta el contacto físico, no después de ese día y mucho menos de otro hombre.

Pero Tetsuhiro tenía un tacto delicado conmigo, como si quisiese protegerme y aquello solo me hizo pensar en que él podía ver mi alma rota a través de mis ojos cuando se me quedaba mirando en silencio. ¿Podrá verlo? ¿Podrá darse cuenta que aún no superó aquel suceso y por dentro estoy lleno de odio?

Ojalá todos los hombres fuesen tan nobles como él, sin pizca de sentimiento malo en su interior. Él tenía un alma que transmitía tranquilidad, era alguien bonhomío, tenía una manera parsimonia de hacer las cosas como cuando me canto el cumpleaños o limpio mi labio luego de comer dangos. El día de mi cumpleaños, planeaba quedarme en casa leyendo, pero ese hombre se apareció en mi puerta. Me sorprendió que preguntara por mi salud y se preocupase por ello.

Él había notado mi ausencia.

No pude negarme cuando pidió salir, fui a vestirme y al regresar me observó de nuevo con esa mirada suya. Odio que me vea así.

Pase un buen día a su lado. Al llegar la noche y recibir ese último regalo pude oír mi corazón latir acelerado, mi corazón triste se había emocionado por sentir un poco de cariño.

Cariño de otro hombre.

¿En verdad estaba mal aquello? Aquel cariño que sentía por Tetsuhiro era amistoso, pero quienes nos vean dirán que va más allá que mera amistad y eso me preocupa, así que le pediré alejarse. Me habían enseñado que estaba mal, y para mi estaba mal.

Sobre todo, luego de ese viaje en bicicleta donde sostuvo mi mano con la suya transmitiéndole paz a mi corazón desenfrenado.

No podía permitir más acciones cómo esa, no estaba bien.

Misteriosamente ese día Tetsuhiro no se había aparecido hasta ya llegada la noche. Se mostró frente a mi puerta con sus tirantes y su bicicleta. Me saludo amigablemente y yo le regresé el saludo. Salí de casa y cerré la puerta detrás de mí.

-Buenas noches, senpai -Pronunció con una sonrisa dibujada en su rostro, como siempre. -Siento no haber venido hoy y tampoco ido a verle a la escuela, tuve que hacer algunas cosas. Vine para decirle eso, y espero mañana poder desayunar con usted.

Aquella invitación se veía tentadora, me gustaba ir a comer con él ya que podía hablarle de biología sin obtener una cara de fastidio.

Pero no acepte.

-Tetsuhiro por favor no me busque más -Dije calmado, no quería parecer enojado. La sonrisa del hombre parado frente a mí se borró repentinamente. -No es que esté enojado con usted o hayas hecho algo, solo necesito mi espacio.

No se me ocurrió mejor excusa que aquella, y es que tampoco estaba alejado de la realidad. Me gusta ir solo por las calles, me considero silencioso y reservado, solo hablo cuando es necesario.

-P-pero... -Tartamudeo. Su rostro reflejó tristeza. -Está bien, Souichi -Se agachó un poco para agarrar la bicicleta que hacía en el suelo. -Siento haberlo molestado con mi presencia -Su pierna rodeó el vehículo y luego él estuvo sobre la silla.

-No se lo tome personal ¿bien? No es nada contra usted, solo no soy fanático de estas cosas. Aún somos amigos -Abrí mi puerta, retrocedí un paso y estuve dentro. -Buenas noches Tetsuhiro, cuídese -el aludido solo asintió despacio y ponía en marcha la bicicleta.

Suspiré, cerré la puerta y me quedé parado frente a esta pensando en si había hecho lo correcto o no.

-Es mejor así, la gente no hablara... -Me gire luego de murmurar aquello queriendo convencerme de eso. Estaba acostumbrado a estar solo, así que pronto olvidaría que él se había metido en mi vida.

Con ese pensamiento avance a las escaleras, subí estas a paso lento y me dirigí a mi habitación. Estando ahí, apagué la luz y me fui a la cama.



R E B O R N • Koisuru BoukunDove le storie prendono vita. Scoprilo ora