☽ TRES ☾

1.9K 213 43
                                    

(Pov. Kagome Higurashi)

— y tu deberías dejar de ser un insolente. Te prohibimos que le hables así, Hanyou

(…)

— entonces ¿Hablan? —dudó mi mejor amiga viendo a los cachorros—

Conozco bien esa reacción, fué lo mismos que hice yo cuando me enteré. Jeje.

— sipi —Rubí sacudió su colita alegra mientras se levantaba un segundo sobre sus patas traceras solo para caer de cola al suelo de nuevo— hablamos más de veinticuatro idiomas distintos.

— Presumida —suspiró su hermano acostado en sus cuatro patas—

— ¿Cómo fué que llegaron a esa aldea? ¿Dónde están sus padres? —preguntó está vez mi pequeño cachorro Kitsune—

— bueno, mamá era una Ookami, pero murió luego de tenernos —explicó Rubí mirando al techo rocoso— y papá era un perro gigante, pero estaba muy ocupado con su labor. Así que no tenía mucho tiempo para nosotros y decidimos salir de nuestro hogar para explorar.

— así que hemos estados vagando por el Japón antiguo desde hace ya muchas lunas. Pasamos un infinidad de cosas, cazamos lo que podíamos atrapar, dormíamos dónde nos caía la noche. Y así íbamos.

— ¡Eso hasta que un día dormimos bajo las raíces de un árbol! —interrumpió la azabache— ese día hubo una inundación y como estabamos tan, pero tan cansados, que ni enterados, así que fuimos arrastardos por la corriente hasta llegar a una aldea y nos quedamos allí para reponernos de toda esa agua que tragamos ¡Incluso intentaron purificarnos varios sacerdotes! Pero nop, somos demasiados poderosos ¡Muajajaja!.

Ella empezó a reír con algo de maldad, pero la verdad es que lucía demasiado adorable.

— mientras estábamos escondidos debajo de una casa, un Hanyou arácnido atacó, uno con un olor muy parecido a esa tal Kagura, al final no pudimos hacer mucho antes de quedar atrapados entre los escombros. Luego Kagome nos encontró y lo demás es historia. —culminó el pequeño albino en mis piernas—

Estos dos cachorros eran extraños, pero los quería de igual forma. Aunque parecía que no les agradaba a InuYasha, a mi no me importaba. Yo cuidaría de ellos, ahora eran parte de mi familia en la época feudal.


(…)

(Pov. Narradora)

— el Amo bonito no tiene que darles explicación. —chillaba el kappa que acompañaba cierto Lord cardinal—

— que grosero, yo solo quería saber porque porque mi querido Sesshōmaru intervenía en una pelea con su medio hermano. —se explicó Kagura cubriendo su boca con el abanico—

— yo no vengo a defender al Hanyou. —escupió el platino—

— ¡Ni que me hicieron falta! —gritó desde el más allá el de orejitas de perro—

— cállate InuYasha —se quejó la Miko del futuro—

— cállate tu copia barata —salió en su defensa Kikyo—

— ¿Ahora necesitas niñera Inu? —se mofó molesta—

— ¡Claro que no!.

— ¡Ja! Perro tonto. Necesita a alguien que le cambie el pañal.

— ¡Cállate enano!.

— patético. —se dijo Kagura cuando los vió empezando a discutir— no entiendo porque Naraku insiste en tener a esas sacerdotisas, pero ya que. —habló para sí, pero nadie le prestó real atención—

Hasta Encontrar La Felicidad [Sesshome]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora