The Cheerleader of my Dreams (ls.)

17

Harry toma una profunda respiración al llegar a la dirección que indicaba el mensaje de Zayn, la puerta está abierta, en el jardín delantero hay chicos y chicas bebiendo y conversando entre ellos. Se despide con la mano de Robin a lo lejos, armándose de valor para entrar y esperar (ruega al cielo) encontrarse una cara familiar. Louis, si es preferible.

Pasa hasta estar dentro de la casa, una vivienda espaciosa, de dos pisos y un hermoso suelo de roble; si, tal vez Harry está demasiado nervioso como para empezar a fijarse en el diseño de interiores para distraer su mente. A su izquierda, se encuentra un gran sofá, un grupo de amigos muy ruidosos reunidos en el medio de la sala mientras que una pareja se besa desenfrenadamente en el borde del mueble. Hay muchos gritos y voces en el lugar ahogados por la fuerte música saliendo de los parlantes. Más gente bailando por todos lados y otros solo sentados bebiendo.

Aún no distingue ni una cara conocida; sin embargo, su vista va hacia una mesa mediana cubierta por un mantel celeste, encima de la mesa se encuentran varias bandejas con bocaditos y algunos vasos descartables regados por cualquier lugar. En realidad a Harry no le gustan mucho las fiestas por ese motivo, por alguna extraña razón que él no entiende los invitados suelen dejar basura por todos lados, siendo totalmente asquerosos. Es algo que no entiende ni le gusta.

— ¡Harry! —una voz se escucha a su derecha para luego ver a Louis acercarse con una gran sonrisa plasmada en su rostro— ¡Que bueno que viniste! ¿Cómo estás?

El rizado se queda en blanco por unos segundos cuando el mayor le da un beso en la mejilla como saludo. Es solo una fracción de segundo pero la sensación de aquellos labios sobre su piel sonrojada hace que empiece a creer en esos cuentos acerca de "mariposas en el estómago" a pesar que antes las creía algo ridículo; sin embargo, ahí estaban, o lo que sea que fuera, aquella clara percepción de que absolutamente todo en su interior se sacudió como un tornado.

Pero hay algo en la forma en la que Louis lo mira esa noche que lo hace sentirse pequeño. No sabe si es la ropa que lleva o algo por el estilo. Una camisa rosa con puntos blancos era lo primero que había encontrado al abrir su armario y le pareció una buena ocasión para usarla, las mangas levantadas hasta los codos y los dos primeros botones abiertos, dejando ver parte de las dos golondrinas tatuadas en su pecho. Harry puede sentir por un momento la mirada de Louis en esa parte de su cuerpo, fue una mirada fugaz pero captada.

—Oh, sí, mis padres me dieron permiso al final. —dijo, había parte de verdad en su oración aunque sonaba dudosa ya que en realidad desde que su madre entró a su habitación en la noche anterior, no tocó nuevamente el tema con ella ni con su padre.

— ¡Eso es bueno! Vamos con los chicos, estamos en el jardín trasero. —indicó, abriendo paso con una mano posada en la espalda de Harry para guiarlo hacia su lugar de destino.— Niall está algo ebrio, así que perdón por eso —ríe.

Entran por una puerta de vidrio que conduce al jardín, la música sigue escuchándose pero solo un poco más bajo que antes, aunque sigue siendo fuerte. Hay una mesa larga con bebidas en el centro y vasos en los costados, algunos chicos bailan, otros juegan a lo que parecen ser retos, hay dos grupos alrededor de la mesa que juegan flip cup en medio de risas. Al lado de un árbol puede visualizar a Niall y Zayn sentados con la espalda pegada en este, a su lado se encuentran seis chicas y cuatro chicos más. Todos ellos observando a alguien parado delante, haciendo mímicas y cosas graciosas.

—Estaban jugando a adivinar con mímica pero ahora solo pasaron a hacer el ridículo enfrente para que todos se rían. —agregó el castaño entre risas, avanzando hasta sentarse junto a Niall, seguido por Harry.

— ¡Harry, amigo, viniste! —un alegre Niall saludó pasando sobre Louis para poder abrazar fuerte al rizado, quien ahogó una mueca de dolor cuando accidentalmente el rubio presionó su brazo; sin embargo, a pesar de eso una sonrisa se formó en sus labios al ver al chico más contento de lo normal, y eso era demasiado.— ¿Por qué tardaste tanto? Son las 11 de la noche.

—Hmm unos contratiempos, nada importante. —sonrió algo avergonzado al recordar que había tenido una pequeña discusión con su madre y luego simplemente tuvo que encerrarse en su habitación y encargarse de que sus ojos dejaran de derramar lágrimas.

— ¡Hey Harry! —Zayn apareció ponieno una mano sobre el hombro del rizado y apretando suavemente como signo de saludo.— Hay bebidas en la cocina y algunos bocaditos, la mayoría es comida chatarra realmente. —rie en medio de su frase y Harry piensa que ha bebido ya que sus pupilas parecen más dilatadas de lo normal— ¡Puedes tomar todo lo que quieras! —habla más fuerte mientras se dirige hacia Niall para hablar con él.

—Vamos a la cocina. —escucha la voz de Louis muy cerca de él, y al voltear y quedar demasiado cerca a su rostro se dio cuenta que el castaño se había acercado a hablarle en el oído por la alta música sonando en el lugar.

Harry solo pestañea dos veces para dejar de pensar en la cercanía y asiente con la cabeza. Louis es quien se levanta primero rápidamente para ofrecerle su mano al menor, quien la toma con suavidad, ayudándose a parar.

Ambos caminan entre la gente que se encuentra dispersa por todos lados, bailando y cantando a gritos. 

— ¿Hasta qué hora te dieron permiso? —Louis se acercó al oído de Harry mientras lo guiaba a la cocina, para que pudiera escucharlo claro.

—En realidad no pude conversar sobre la hora con ellos, pero supongo que Robin me mandará mensaje para avisarme antes de que venga. —evitó decir que usualmente duerme temprano y que en ese momento estaba empezando a darle sueño porque sentía que quedaría como un tonto.

—Robin me agrada mucho, es lindo contigo y oh...—cortó bruscamente lo que estaba diciendo cuando al abrir la puerta de la cocina encontró a Silvie, una chica de su clase, sentada en la encimera mientras se besaba intensamente con una chica del equipo de porristas, Melanie, si es que recordaba bien su nombre.— Lo siento. 

—No te preocupes, Tomlinson. —habló la porrista con una sonrisa de lado.— Ya acabamos acá, puedes arrinconar al niño nuevo a tu gusto. —dijo mientras le guiñaba un ojo al mayor— Por cierto, niño, aquella vez te vi en las gradas mirando nuestro pobre ensayo y parecía llamarte la atención el taller, si gustas unirte al equipo de porristas puedes decirmelo y te anotaré con el director. —terminó de decir para el rizado, tomando a Silvie por la cintura y saliendo ambas del lugar dejando a Harry con las mejillas muy rosas por lo primero que había dicho y algo avergonzado por la idea de unirse al equipo.

—Disculpala, se caracteriza por ser nada sutil. —comentó el mayor entre risas mientras abría algunas sacaba una cerveza del refrigerador.— ¿Quieres una?

Y bueno, tal vez Harry debió haberse negado por el hecho de que nunca en su vida había bebido, pero el sonrojo no bajaba, sentía un poco más de calor y se sentía nervioso de pronto al estar a solas con Louis, así que simplemente asintió con la cabeza y de un momento a otro tenía una cerveza entre sus dedos, bebiendo cortos tragos.

Ni siquiera se dio cuenta en qué momento había pedido otra mientras hablaba con Louis y reían por alguna tontería que había dicho este. Dos pasaron a ser tres y tres a cuatro. Y aunque las botellas eran pequeñas y solo había bebido cuatro, se sentía de pronto muy risueño y cariñoso. Solo se mantenía con su cadera reposando en la encimera mientras veía a Louis con una sonrisa boba en sus labios, mientras este hablaba sobre cosas que Harry en ese momento no prestaba atención.

De pronto, se sintió algo más confiado aunque seguía con cierta timidez. De pronto, tuvo ganas de sostenerse en Louis, pasar sus manos por los fuertes brazos del castaño, los cuales lucían unos lindos y formados biceps con alguno que otro tatuaje, los cuales, para la mente de un Harry borracho y cariñoso, quería besar. 

Solo esperaba, con la poca sensatez que le quedaba, no hacer alguna tontería.