• CAPÍTULO 78 •

Start bij het begin
                                    

—Gracias por quedarte. Por cierto, te ves hermosa.

—Ruggero, te presento a la señora Carmen Medina —me hago a un lado—Mi psiquiatra, acompañante y amiga.

—Mucho gusto señora Medina, queda totalmente bienvenida a mi humilde morada.

—Hola señor, me han platicado mucho de usted.

—Sé que cosas no buenas —se ríe, enrollándome en sus brazos de vuelta—Como amiga de mi amada, tenga la confianza de sentirse como en su casa y de pedir lo que desea. Todo. Soy algo así como un mago de los deseos.

—O un hada madrina —susurro y de vuelta se ríe.

—¿Lo que sea?

—Lo que sea —la señora Carmen me mira, y después lo mira a él—Adelante, pídamelo. Es todo lo que puedo hacer por usted que acompañó a Karol en su viaje de nómada asesinando sin pudor.

—Yo... Yo quisiera tener a mi hijo de vuelta, quisiera verlo.

—Concedido. Acompáñeme a un salón privado para llenar los requisitos de búsqueda y trasladarlo aquí con usted. Vamos.

Ruggero besa mi cabeza antes de alejarse de mi, Carmen me mira con miedo y yo asiento con la cabeza para que vaya con él. Así lo hace.

—Princesa, te veo en el jardín para comer. Le asignaré una recámara a tu amiga y le alcanzaré un cambio de ropa. No tardo.

Lo veo irse, y no tardo en hacer lo que me pide cuando lo pierdo de vista al entrar entre tantos pasillos.
Pero entonces algo parece fuera de lo normal, me siento, observada tal vez.
Levanto la mirada y ahí estaba la causante.

—¿Cuándo llegaste?

—Eso a ti no te importa.

—¿Te quedarás?

Subo las escaleras lentamente, y al paso que voy avanzando me doy cuenta de la enorme panza que se carga Marsden.

»Embarazada« ¿De quién?

—¿Cuántos meses?

—Ocho —da un paso atrás—¿Cuando llegaste?

—Anoche. ¿Quién es el padre?

La castaña sonríe con lujuria por mi pregunta. Llego al segundo piso y la tengo de frente.

—Ruggero. Es una niña.

»¿El maldito embarazó a...?« aprieto los puños. No tengo razón para estar enfadada, pero así me siento en este instante. Y mucho.

—¿Te quedarás mucho tiempo?

—Si.

—Así que después de que no te sirvió tu relación amorosa con el General, vienes por tu segunda opción —la fulmino, justo eso es lo que no quería que se diera a entender—Sin duda eres toda una zorra corriente.

—¿Yo? Yo no soy la que cargo una tremenda barriga.

—Estoy feliz, Ruggero y yo seremos papás y para tu información, Ruggero adora a su hija.

Tú, Yo y El Mal Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu