―¿De qué mierda estás hablando?

―¿Ahora finges que no lo sabes? ―Reclamé.

―Lara, realmente no sé...

―No quiero escuchar tus excusas ―De nuevo lo callé―. Dios, hasta pareces confundido. Eres un actor increíble, Alighieri.

Noté sus músculos tensarse.

―Ni siquiera me dejas hablar. ¿Cómo pretendes que me defienda de todas las cosas de las que me acusas? ―Masculló. Había molestia y frustración en su tono de voz.

―No necesito que te defiendas, Bruno ―Aclaré―. Porque no hay nada que puedas decir, que yo te vaya a creer.

―Sé que no confías en mí, pero si hay alguien perturbando tu paz, necesito saberlo.

―No te hagas el héroe ahora, Bruno. Sabes que no te queda ―Lo apunté con mi dedo―. Todas tus acciones, todo lo que me has demostrado con el paso de tiempo, solo me ha servido para no creer nada de lo que digas. Tú eres la representación de que las personas malas no cambian. Deja de pretender convencerme de lo contrario.

Caminé lejos de él, adentrándome al primer elevador abierto que encontré. Pensé que todo quedaría así, hasta que noté que entró conmigo. Mi pulso se aceleró al pensar en que tendría que compartir un espacio tan reducido y vacío con él, por lo que inmediatamente busqué la forma de escapar.

No me lo permitió.

Me tomó de la mano y me pegó a la pared metálica del elevador. La ansiedad, el miedo y el pánico nuevamente hicieron acto de presencia en mí, enviando temblores por todo mi cuerpo. Las frases coherentes me abandonaron al verme atrapada contra su cuerpo, por lo que solo pude balbucear:

―Por favor...por favor no me toques ―Mis ojos se llenaron de lágrimas.

Bruno me miró al rostro, levantando sus manos y alejándose un poco, como si estuviera dejando claro que no pretendía tocarme.

―No me temas, no te haré daño, Lara. Jamás volvería a hacerte daño ―Susurró―. Prefiero morir de la peor manera posible, antes de volver a lastimarte.

―Solo sabes herir. Entonces dime, ¿por qué debería creerte?

―Porque te amo, Lara ―Sus palabras me hicieron mirarlo con confusión―. Y se me desgarra el corazón de solo pensar en que, si no estamos juntos, es por todo el mal que he hecho, en que si no te tengo a mi lado, es por todos los errores que he cometido.

―Tú no sabes amar ―Señalé.

―No de la manera correcta, pero lo hago.

Negué con la cabeza, mirando en otra dirección que no fuera él.

―Escucha, Chiara vio y obtuvo la mejor parte de mí, todo lo bueno que había ―Su tono fue lento, suave―. En cambio tú, conociste mi lado horrible, te mostré mi oscuridad y te arrastré a ella. Acabé con tu brillo, con tus esperanzas y tus sueños. Corté tus alas y te destruí. Te hundí en la miseria y el dolor, justo donde yo me encontraba, justo de donde aún no consigo salir.

» Conociste al monstruo en el que me convertí cuando Chiara murió ―Siguió hablando―. Y lo lamento con el alma, Lara. Aunque sé que una vida entera no alcanzará para remediar todo el dolor y para demostrarte lo arrepentido que estoy de todo, amor.

Nuevamente lo miré, esta vez a los ojos. Alcé la barbilla, intentando demostrar que nada me afectaba.

―Tienes razón, Alighieri ―Mi voz fue distante y fría―, no te alcanzará ni esta, ni mil vidas más.

Seduciendo a tus demonios © [Destructiva Obsesión #1] ✔✔ EN FÍSICOWhere stories live. Discover now